¿Cuántas veces has echado una manzana al bolso por si te daba la gula en el trabajo y ha ido de vuelta a casa? A mí me pasa constantemente y a menudo caigo en la tentación de sacar algún aperitivo de la máquina expendedora cuyos ingredientes podrían protagonizar una película de terror. Muchas personas utilizan los campos de fútbol para soltar adrenalina, no corriendo detrás del balón, sino dándole a la lengua a base de improperios que lanzan a diestro y siniestro a los jugadores, árbitros y sus respectivas familias. No es raro que se acuerden de su madre, aunque no la conozcan, y que se llegue finalmente a las manos. Eso es lo que pasó este fin de semana en un partido de juveniles en Ibiza. Es bochornoso y más cuando son padres los que inician la bronca. La opción más respetuosa en este caso es alquilar un barco e irse a gritar en medio del mar. Nada de sumergir la cabeza, que los peces no tienen la culpa. La elección más económica es asistir a un ecstatic dance y bailar sin parar durante tres horas. Ni te imaginas lo suave que sale uno. Cantar en un karaoke es otra alternativa perfectamente válida . Puesto que la energía no puede crearse ni destruirse, solo puede cambiar de forma y siempre parece existir una opción mejor que otra, al menos podemos ser creativos.