Eñ señor Xescu Prats continúa regalándonos artículos de opinión con su monotema favorito, la Asociación Ocio de Ibiza. En primer lugar, queremos darle las gracias por la atención que nos presta, aunque bien mirado nos tememos que su principal propósito desde hace tiempo es marcarnos con una cruz como apestados y perseguidos ante la opinión pública. El señor Prats se cree poseedor de la verdad única y en su cegado dogmatismo acomoda cualquier realidad a su provecho y conveniencia. De hecho, nos preguntamos qué vacías y estériles debieron ser las conclusiones del debate sobre ocio organizado por Prou la semana pasada, cuando lo más importante que ha trascendido de esa cita para el señor Prats es que la silla de la Asociación Ocio de Ibiza quedó vacante.

Los representantes de Ocio de Ibiza nunca se han escondido y siempre han dado la cara y, por supuesto, no tienen ningún problema en dialogar y participar en un debate equilibrado sobre el sector con una fecha pactada. El señor Prats ignora de forma interesada y malintencionada que la Asociación Ocio de Ibiza

-como cualquier órgano colegiado- debe ajustarse al mandato de sus miembros y la representación ante terceros debe recaer en manos de sus máximos responsables. Prou se puso en contacto con la Asociación por primera vez el 30 de octubre y convocó el debate con un paquete cerrado (fecha y lugar prefijado, moderador de Prou y participantes elegidos por Prou). Ocio de Ibiza informó a la organización que los representantes de la Asociación estarían fuera de la isla el día propuesto, sin embargo, Prou siguió adelante sin ofrecer fecha alternativa. La pregunta es ¿quién menosprecia a quién?