El pasado domingo la 26º edición de la Mini Marató Toni Costa Balanzat tuvo un escaso poder de convocatoria. La famosa cursa tan solo contó con la participación de 142 corredores; una cifra lejos de los 227 que hubo en 2016, los 249 de 2015 o los 266 de 2014.

Este retroceso en cuanto a participación no es nada nuevo. Hace un par de años que la mayoría de cursas vienen acusando un descenso, que a mi juicio, está motivado por dos razones. Por un lado, es evidente que la fiebre del running se ha estabilizado y eso ha reducido la bolsa de corredores. Pero también es verdad que el calendario pitiuso está muy mal distribuido. Y esto ocurre, principalmente, porque cada organizador hace la guerra por su cuenta. Nadie cuenta con nadie pero todos quieren obtener los mejores resultados. Es incomprensible que durante la temporada algunos fines de semana se celebren varias competiciones (algunas solapadas) y después haya varios domingos sin ninguna competición. Además, esto genera una absurda competencia entre organizadores, que se debe solucionar entre clubes, ayuntamientos y Consell. Juntos deberían elaborar por consenso un calendario que vaya en beneficio de todos. Un mejor reparto de las competiciones no sólo favorece la participación, sino que también facilita la contratación de los servicios sanitarios, de seguridad o de voluntariado que se requiere en cada evento deportivo.