Ellen DeGeneres dimite tras el escándalo sobre el acoso a sus trabajadores
La presentadora habría presentado su renuncia a la cadena NBC para poner fin a su programa
Ellen DeGeneres no pasa por su mejor momento. Según el medio estadounidense Daily Mail, la presentadora de 'The Ellen DeGeneres Show' habría enviado una carta de dimisión a los responsables de la cadena NBC para poner fin a su programa tras el escándalo que se generó en julio, cuando varios trabajadores de su equipo denunciasen "un clima de trabajo tóxico" entre los que la acusaban de racismo y abusos, y de discusiones por ausencias justificadas.
Debido a estas graves acusaciones, se abrió una investigación interna en el programa, que terminó en una carta de disculpa de la presentadora a todos sus empleados. "Cuando empezasteis a trabajar aquí os dije que este sería un lugar de alegría. Obviamente algo ha cambiado y estoy decepcionada de saber que no ha sido el caso. Lo siento", escribía muy arrepentida DeGeneres.
No obstante, en la misma misiva también se exculpaba de buena parte de los malos tratos y apuntaba directamente a sus compañeros de producción: "Como hemos crecido exponencialmente, no he podido estar al tanto de todo y he confiado en que otros hagan su trabajo, ya que sabían que quería que lo hicieran. Claramente, algunos no lo hicieron". Y continuaba: “Estoy aprendiendo que las personas que trabajan conmigo y para mí están hablando en mi nombre y tergiversan lo que soy. Y esto tiene que parar”.
El rotativo estadounidense informa que la única salida que le queda ahora a la presentadora es optar por presentar la dimisión y abandonar la televisión para intentar restablecer su marca personal, que ha quedado muy dañada por todo el escándalo.
Temas
Más en Televisión
-
RTVE pide a Eurovisión velar por la libertad de prensa tras un incidente con un periodista español
-
Madrid será la sede de Eurovisión Junior 2024 el próximo mes de noviembre
-
Eurovisión suspende los ensayos de Países Bajos en medio de la tensión por las protestas contra Israel
-
La canción de Israel incendia el camino a la final de Eurovisión y desboca la politización del festival