Llega el buen tiempo, la tarde se alarga y apetece mucho salir a tomar algo por la noche en buena compañía y si es a un restaurante como De Vila, la diversión está asegurada.

En este restaurante, el concepto de compartir alcanza su significado más literal. Sus propuestas de mar, de montaña y las más clásicas son ideales para probar un poco de todo y para agradar a todos los comensales. Anchoas de Santoña, zamburiñas, langostinos en tempura, frita de pulpo o tartar de salmón son algunas de las delicias llegadas desde el mar, mientras que la montaña ofrece en De Vila mini burguer, jamón ibérico o entrecot, platos que se pueden combinar con los clásicos pimientos del padrón, las patatas bravas o los huevos rotos con jamón o sobrasada.

La terraza de De Vila está cubierta. | SERGIO G. CAÑIZARES

Además de esta delicias pensadas para compartir, De Vila cuenta con una gran variedad de opciones para todos los gustos. Ensaladas, woks de pollo y de gambas, pastas, pizzas, pescados y carnes a la brasa componen su carta junto a las exquisitas paellas y fideuàs o los deliciosos pescados y mariscos frescos. Todo ello acompañado con una amplia carta de vinos. La calidad en cada creación, los productos frescos y la variedad reinan en este establecimiento.

El restaurante, situado en la plaza Antoni Albert i Nieto (calle Josep Zornoza) muy cerca del Cetis, tiene la ventaja de poder llegar andando ya que cuenta con una céntrica ubicación, o en coche puesto que se puede aparcar en el Cetis. A estas ventajas se suman su amplia terraza cubierta y un espacioso comedor con sitio suficiente para sentirse cómodo.

El restaurante está abierto de miércoles a lunes de 10 a 24 horas y cierra los martes.