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‘El caso Goldman’

Pierre Goldman, intelectual, gángster y mártir de la izquierda

Una imagen de la película 'El caso Goldman'.

Pierre Goldman fue hijo del Holocausto, activista político, gángster con causa, icono literario y cadáver envuelto en misterio. Hijo de judíos de origen polaco que habían combatido en la Resistencia francesa, fue introducido por su madre en el marxismo y la militancia radical. Rechazó participar en las revueltas de Mayo del 68, que consideraba un movimiento de niños de papá, y a cambio viajó a Venezuela para enrolarse en una guerrilla. De vuelta a París, coqueteó con el mundo del crimen y fue procesado por una serie de robos a mano armada; se declaró culpable de tres de ellos, y negó haber cometido el otro que se le imputaba, en el que dos farmacéuticas habían sido asesinadas.

En diciembre de 1969 se lo condenó a cadena perpetua, y desde prisión escribió un libro para proclamar su inocencia, ‘Memorias oscuras de un judío polaco nacido en Francia’; fascinados por su lenguaje, su rabia y su argumentación, intelectuales y celebridades de la época como Jean-Paul Sartre y Simone Signoret abanderaron grupos de apoyo en torno a él. A través de un recurso de casación, en 1976 fue absuelto de las muertes por falta de pruebas, y ese segundo juicio es lo que el director Cédric Kahn reconstruye de forma metódica pero electrizante en la película que ahora estrena en España, ‘El caso Goldman’.

Un personaje cinematográfico

“Leí su libro hace unos 20 años, y me causó un gran impacto”, explica Kahn, también nacido en el seno de una familia judía de izquierdas. “Él lo publicó a modo de alegato, para denunciar una sentencia injusta, pero lo que más me sorprendió a mí de esas páginas fue el carisma que aquel tipo transmitía a través de ellas. Me pareció brillante, provocador, ambiguo, manipulador, galvánico, un punk adelantado a su tiempo y, por supuesto, un personaje absolutamente cinematográfico”. ‘El caso Goldman’ no pretende averiguar si su protagonista era culpable o inocente. “Mi opinión no importa y, además, él mismo jugó al despiste desde el banquillo de los acusados, proclamando que no había cometido aquellos asesinatos pero por momentos dando señales de que tal vez sí lo había hecho”, indica el director. “Me centré en recrear la atmósfera del tribunal, y en colocar al espectador en una posición parecida a la del jurado”.

Ambientada en una época en la que el crimen formaba parte de las tácticas de movimientos izquierdistas radicales como la Baader-Meinhof y las Brigadas Rojas, la película demuestra que aquel proceso se convirtió rápidamente en un asunto político. “Un juicio es ante todo un combate dialéctico, y Goldman era un artista de la palabra. Se sirvió de su retórica para desviar la atención del tema real que ahí se dirimía, un robo manchado de sangre, y erigirse en víctima de una persecución”. 

Coraje y radicalismo

‘El caso Goldman’ permanece dentro del tribunal durante la práctica totalidad de su metraje, contemplando un incesante intercambio de ofensivas verbales entre los abogados, los testigos, los miembros del jurado y el propio acusado, que “gesticula y vocifera y, en todo momento, proyecta el carisma propio de una estrela del rock”, en palabras de Kahn. “Para la intelectualidad parisina, él representaba el coraje y el radicalismo que existieron a finales de los 60 y ya se habían perdido en un mundo que había dado la espalda a la revolución para abrazar el capitalismo, y cuyas instituciones tenían prejuicios contra la izquierda”.

La película transcurre en una Francia lastrada por el racismo, la violencia policial y el antisemitismo, que su director considera no muy distinta de la actual. “En Francia, las posiciones políticas se han polarizado tanto que ya no parece quedar casi nadie en el espacio que separa a Marine Le Pen de Jean-Luc Mélenchon. La extrema derecha está en auge en todas partes, y hay un repunte del racismo en todos los ámbitos de la sociedad y en todos los espectros ideológicos”.

Pierre Goldman fue asesinado en 1979, con 35 años, aparentemente a manos de un grupúsculo ‘ultra’ cercano a la policía. Su viuda, Christiane Succab, ha criticado la película porque, en su opinión, incurre en errores e inexactitudes que dañan la memoria de su marido. “Yo la comprendo, ella siempre ha defendido la inocencia de su esposo y nuestra recreación del juicio no descarta la posibilidad de que fuera culpable”, comenta Kahn, que basó el guion de ‘El caso Goldman’ principalmente en artículos periodísticos y otros documentos escritos centrados en su protagonista. “En cualquier caso, en ningún momento he negado haber hecho un trabajo de ficción, que ofrece un punto de vista personal sobre aquel proceso. De ningún modo pretende ser la versión oficial”.

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