Tras perder la presidencia del Congreso

Feijóo mantiene la intención de ir a la investidura y cuenta con Vox pese a su desencuentro

El PP asume que la imagen del Congreso fue "un auténtico revés", pero sigue defendiendo que Feijóo debe "dar la batalla" y que su "obligación" como ganador de las elecciones es ofrecer una alternativa a Sánchez para la que seguirá teniendo 172 escaños

Alberto Núñez Feijóo junto a Cuca Gamarra en la sesión constitutiva de las Cortes.

Alberto Núñez Feijóo junto a Cuca Gamarra en la sesión constitutiva de las Cortes. / DAVID CASTRO

Paloma Esteban

El PP encajó su primera derrota en el Congreso de los Diputados con la elección de la socialista Francina Armengol como nueva presidenta de la Cámara Baja. La candidatura de Cuca Gamarra, propuesta por Alberto Núñez Feijóo, tenía pocas opciones de prosperar. Pero la imagen que dejó la votación —139 escaños a favor de los populares y no 172, porque los de Vox finalmente fueron por libre— exhibió una debilidad muy significativa del dirigente gallego que hasta ahora no se había hecho tan visible. Enfrente, Pedro Sánchez cosechaba 178 diputados, incluidos los independentistas de Junts.

La elección de la Mesa del Congreso es la primera gran batalla que se libra al inicio de cada legislatura. Vox aspiraba a tener un puesto de los cuatro que el PP tenía seguros en el órgano, pero los populares decidieron no facilitárselo cuando supieron que no podrían ganar la presidencia en ningún caso. Aunque en el partido de Santiago Abascal sentó mal el gesto —“siento perplejidad” dijo él mismo ante los medios de comunicación— fuentes de la dirección nacional del PP siguen contando con que los 33 diputados de la extrema derecha están “asegurados” si hay una investidura de Feijóo.

Se trata de un apoyo clave porque el líder conservador, explican en su núcleo duro, mantiene el convencimiento de que debe intentarlo y así se lo trasladara al Rey en la ronda de consultas de los próximos días. El jefe del Estado tomará la decisión sobre a quién proponer después.

A pesar del "auténtico revés" vivido en el Congreso, dicen algunos cargos, —las caras de la bancada popular hablaban por sí solas— todos los dirigentes consultados por este diario y también barones autonómicos continúan pensando que Feijóo “debe dar la batalla, no tirar la toalla y ofrecer una alternativa a Sánchez”. Aseguran, según trasladan a este diario, que es “su obligación como ganador de las elecciones”. Sobre todo, por el relato impuesto tras el 23J de fracaso.

En el PP preocupa la imagen instalada de que el ganador de las elecciones generales parece el PSOE. “La primera fuerza somos nosotros. Feijóo ganó las elecciones y eso tiene que tener una escenificación, incluso aunque la investidura resulte fallida”, resume un veterano dirigente. También en el equipo más cercano del líder gallego confirman ese supuesto: “La investidura es muy complicada. Mucho. Casi imposible. Pero sin duda va a intentarlo”, zanjan.

Amarrar a Coalición Canaria

En el partido de Feijóo insisten en que por mucho que la votación de la Mesa del Congreso se considere una especie de primera vuelta de la investidura, los apoyos en este momento están muy ajustados. Repiten que son dos cuestiones separadas y que el reloj se vuelve a poner en marcha. 

Y dan por hecho que en el encuentro con el Rey, Sánchez no estará en disposición de garantizar los 178 diputados del acuerdo que se vio este jueves. Por eso, continúan, “es muy importante poder mostrar 172, a solo cuatro de la mayoría absoluta”. En Génova ven probable que Feijóo llegue a Zarzuela con más votos amarrados que Sánchez.

Por eso, reconocen, era “tan importante” retener a la diputada de Coalición Canaria, que votó a favor de Gamarra incluso sabiendo que estaba perdido. El parlamentario de UPN también está asegurado. Y como dan por hecho que los de Vox se sumarán “para frenar a Sánchez”, la vía de los 172 sigue viva. La única opción de Feijóo pasaría por añadir a los diputados del PNV o por que Junts diera la espalda definitiva a Sánchez.

Los intentos del PP por seducir a los nacionalistas vascos han sido constantes. Y los portazos con los que ha respondido el partido de Andoni Ortuzar también. “Pero impedir que Vox esté en la mesa no ahuyenta a nadie. Más bien, al contrario. Da una mayor comodidad a Coalición Canaria e incluso al PNV”, reflexionan en Génova, reconociendo que “quizá no hay ningún avance, pero tampoco hay un retroceso”.

Por qué la distancia de Vox

En esa lectura, dicen en el PP, se encuentra el primer motivo que explica un alejamiento de Vox que a muchos sorprendió en la Cámara. Los populares han firmado muchos acuerdos de coalición en ayuntamientos y comunidades desde el 28M y lo lógico, en principio, era favorecer que su socio estuviera en la Mesa del Congreso. Al mismo tiempo, el PP también sabe que a Feijóo le han penalizado esos acuerdos y admiten ya que Vox es “el elemento más tóxico” con el que pueden tener que convivir: les ha proporcionado un aislamiento total en la política nacional, hasta el punto de que cualquier ecuación que incluya a Abascal expulsa de facto a todos los demás.

Esa realidad, además de incómoda, es preocupante para el PP. Y en esta votación, dicen algunos dirigentes, demostraron que no están de la mano con Vox “para todo y frente a todo”. El enfado de Abascal tiene que ver con que será la primera vez que la tercera fuerza de la Cámara no entra en la Mesa (sí lo ha hecho Sumar gracias al PSOE). Pero el PP también recuerda que ganó las elecciones con 137 diputados y que Vox, siendo terceros, se quedaron en solo 33.