Génova vuelve a dar señales de vida tras horas de silencio. Pablo Casado se vio este viernes por la tarde con Isabel Díaz Ayuso en la sede nacional. El partido, en un comunicado confirma ese encuentro y asegura que "lamenta los acontecimientos" y que seguirá "defendiendo junto a los militantes el mejor proyecto para el futuro de España". Casado se mantiene en la presidencia. Al menos, por ahora.

El encuentro pretendió rebajar la situación de tensión interna que ha llevado a dirigentes de todos los territorios a organizarse para forzar un congreso urgente, convencidos de que Casado ya no puede seguir al frente de la presidencia.

Los barones del PP y, especialmente Alberto Núñez Feijóo, venían exigiendo un gesto público para reconducir la situación y consideran necesario depurar responsabilidades tras el escándalo por el supuesto espionaje a la familia de la dirigente madrileña. En la formación todos los dirigentes esperaban la destitución de Teodoro García Egea, cosa que tampoco ha sucedido. Y también lamentan que Casado "haya unido su destino político" a la del secretario general en mitad de una crisis tan dolorosa que enfrentó públicamente al líder nacional y a Ayuso, la dirigente más popular dentro de la formación, partiendo en dos al PP.

Distintos dirigentes consultados por El Periódico de España tras el comunicado de Génova reconocen "asombro" y garantizan que "habrá nuevos movimientos", aunque la dirección nacional guarda silencio. También la Puerta del Sol.

Con el escueto comunicado y sin conocerse más detalles de la reunión en Génova, el partido sigue conteniendo la respiración a la espera de novedades. La realidad es que el PP es un absoluto polvorín y en todas las comunidades autónomas existen contactos en busca de una solución que permita a la formación recomponerse de alguna manera. De ahí, que los territorios estén manteniendo conversaciones entre sí, convencidos de que las siglas no pueden esperar hasta el mes de julio, cuando está previsto el congreso nacional.

En este momento todas las miradas se dirigen a Feijóo, referencia política y moral del partido, que algunos dirigentes llaman directamente "el caballo blanco" que tendrá que volver a unir el partido. Distintas fuentes del PP del más alto nivel en varias CCAA confirman esta operación para sacar a Casado y el resto de su cúpula de Génova "lo más rápido posible" ante el temor de que un adelanto de las elecciones generales deje al PP fuera de juego. El temor de Vox (más todavía tras la última batalla madrileña) ha ido a más. Y en medio se encuentra el presidente de Andalucía, que tendrá que convocar este año sus elecciones autonómicas, y la formación de gobierno de Castilla y León, que se ha visto completamente perjudicada por el escenario nacional del partido.

La guerra sucia

La guerra se desencadenó el miércoles por la noche con las primeras noticias sobre el supuesto espionaje de fontaneros de Génova al entorno de Isabel Díaz Ayuso. ‘El Confidencial’ señaló directamente a Ángel Carromero, que 24 horas después dimitió de su cargo en el Ayuntamiento de Madrid. Las acusaciones de la dirección nacional hacia la presidenta regional fueron aumentando con las horas, hasta el punto de que Casado la dejó al borde del tráfico de influencias por la comisión que su hermano habría cobrado tras mediar en un contrato sanitario que adjudicó la Comunidad madrileña. 

El líder del PP llegó a cifrar en 283.000 euros esa comisión y aseguró que llevaba meses esperando recabar más información de Ayuso sin éxito. La presidenta, que ya compareció el jueves acusando a Génova de una campaña “cruel” para hundirla políticamente, volvió a mostrar en un comunicado los detalles sobre esa comisión este viernes al mediodía. En el nuevo documento Ayuso sólo admite un cobro de 55.000 euros que su hermano habría logrado por “actividad comercial” descartando que fuera un comisionista. “Con esto ya no tienen nada que hacer”, aseguraban en Sol y en otras facciones del partido señalando “el fracaso” de García Egea y el propio Casado.