Proyecto controvertido

Limak: de construir el Camp Nou a desforestar Turquía

El último episodio de esta historia interminable tiene lugar este verano en la provincia de Mugla, en la costa turca del mar Egeo, y el protagonista no es otro que Limak, la empresa constructora turca a cargo de la remodelación del Camp Nou

La policía intenta desalojar a los vecinos que protestan contra la deforestación del bosque de Akbelen. /

La policía intenta desalojar a los vecinos que protestan contra la deforestación del bosque de Akbelen. / / AFP

Adrià Rocha Cutiller

Es una historia que, en los últimos años, se ha repetido hasta la saciedad en Turquía. El Gobierno, sediento de sacar todo rédito económico posible, convierte un terreno forestal en apto para la construcción, y concede esta zona a una gran empresa —son siempre las mismas, conocidas coloquialmente como la ‘Mafia de los cinco’— para que esta construya una central térmica, una mina, una presa hidroeléctrica, un gran complejo hotelero o inmobiliario o lo que sea oportuno.

Los vecinos del lugar, entonces, se levantan, protestan, se amotinan. El resultado, sin embargo, es siempre el mismo: las autoridades ganan, los protestantes se retiran y los proyectos salen adelante. 

El último episodio de esta historia interminable tiene lugar este verano en la provincia de Mugla, en la costa turca del mar Egeo, y el protagonista no es otro que Limak, la empresa constructora turca a cargo de la remodelación del Camp Nou. Limak, cuyo negocio se basa casi exclusivamente en la cercanía con el Ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan y los contratos públicos a dedo que la compañía recibe —Limak es una de la ‘Mafia de los cinco’—, está desforestando el bosque de Akbelen, en el pueblo de Ikizköy, para construir una mina de carbón con la que alimentar las dos centrales térmicas de la región. Estas dos centrales aportan tan solo el 1% de la energía consumida anualmente en Turquía. Los lugareños intentan resistir.

Los habitantes del lugar, Ikizköy, han levantado un movimiento de protesta duramente reprimido por la gendarmería turca

"La desforestación no debería estar permitida, y menos aún si es para que las centrales térmicas continúen funcionando. Estas centrales son una de las razones más importantes de la crisis climática. Luchar contra esta crisis climática es solo posible si se hace junto con la naturaleza, no destruyéndola", explica la plataforma vecinal y de activistas climáticos que protesta contra la destrucción del bosque de Akbelen.

"No puede ser que sacrifiquemos nuestros bosques, y el bienestar de los vecinos, para construir minas de carbón, que amenazan no solo las reservas naturales y al clima, sino también a la vida de todas las personas y animales de la región", continúa la asociación. 

La suspensión del proyecto

Esta historia empezó en 2019, cuando el Gobierno turco quitó el estatus de reserva natural al bosque de Akbelen y luego entregó a Limak la concesión para destruir el lugar y minar el subsuelo. En 2021, los habitantes de la región reclamaron a la justicia turca la anulación del proyecto. Varias veces los tribunales han dictaminado la suspensión de los trabajos de creación de la mina. Limak, con todo, siguió adelante y arrancó sus trabajos de deforestación hace dos semanas. 

Desde entonces, activistas y vecinos han realizado varias protestas y vigilias en el bosque, pero no ha servido de nada. La policía ha protegido a la empresa y ha establecido una barricada en torno al bosque mientras dispersa con antidisturbios, cañones de agua, gases pimienta y decenas de detenciones contra los manifestantes

Unos pocos vecinos y activistas consiguieron acampar y resistir en el bosque. "¡No nos bloquearéis! No impediréis que resistamos. Aquí seguiremos, porque estamos decididos y porque tenemos la razón. No os dejaremos que destrocéis nuestros bosques, nuestro pueblo. ¡Terminad con esto ya!", clamó un habitante de Ikizköy a la gendarmería turca.

"Provocadores foráneos"

La prensa favorable al presidente Erdogan ha salido en masa a defender a Limak —mientras la oposición, que perdió las elecciones del pasado mayo, intenta parar el proyecto fútilmente en el Parlamento—, y cataloga a los manifestantes de "provocadores venidos de fuera", y asegura que, según el Gobierno, sin esta nueva mina la región se quedaría sin electricidad en 2024.

En los meses antes de las elecciones de mayo, Erdogan anunció varios descubrimientos de gas natural en los mares que rodean Turquía. Los descubrimientos fueron tales, aseguró el presidente, que durante la campaña electoral el Gobierno regaló un mes de gas y calefacción gratis a todas las casas del país.

Limak, empresa muy cercana a Erdogan, ganó el concurso a principios de año para la remodelación del Camp Nou. La compañía multimillonaria basa su negocio en las concesiones públicas que recibe de Ankara, y es muy criticada por los sindicatos del país anatolio por las terribles condiciones de sus trabajadores de la construcción. 

Limak, por ejemplo, estuvo vinculada —junto con otras grandes empresas— en la construcción del nuevo aeropuerto de Estambul, el mayor de Europa. Según denunciaron en 2018 los sindicatos, al menos 200 trabajadores murieron durante las obras.

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