Consejo Europeo

Polonia y Hungría fracasan en su intento por revertir el pacto para reubicar refugiados

Ni siquiera la italiana Giorgia Meloni, de la misma familia política que Morawiecki y a quien el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, encargó que ejerciera de mediadora, consiguió aplacar la negativa de Varsovia y Budapest

El presidente español, Pedro Sánchez, conversa con la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, y el húngaro, Viktor Orbán, durante el Consejo Europeo de este viernes en Bruselas.

El presidente español, Pedro Sánchez, conversa con la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, y el húngaro, Viktor Orbán, durante el Consejo Europeo de este viernes en Bruselas. / EFE

Silvia Martínez

"La Unión Europea quiere crear guetos de inmigrantes, forzando a Hungría a aceptar a decenas de miles de inmigrantes cada año, pero el Gobierno luchará contra este indignante procedimiento golpista", se quejaba el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, en vísperas del Consejo Europeo celebrado este jueves y viernes en Bruselas sobre el mecanismo de reparto acordado por los ministros de Interior de la UE a principios de junio. Ni Orban si homólogo polaco, Mateusz Morawiecki, aceptan el pacto, que les obligará a pagar 20.000 euros por persona no acogida, pero su intento por revertir el acuerdo e imponer a los líderes europeos decisiones por unanimidad ha terminado en fracaso. 

El Tratado de la UE prevé que las decisiones en política migratoria se adopten por mayoría cualificada. Varsovia y Budapest se agarraban a unas conclusiones políticas de los jefes de Estado y de Gobierno de 2018, a raíz de la crisis migratoria de tres años antes, para trasladar al Consejo Europeo las decisiones de política migratoria, una instancia en la que se decide por consenso. El resto de dirigentes europeos han aguantado el pulso y han dado por zanjado el acuerdo pese a las quejas y presiones de Orbán y Morawiecki, que "secuestraron" el debate durante cinco horas y obligaron a prolongar la primera jornada de la cumbre europea hasta la madrugada del viernes.

Ni siquiera la italiana Giorgia Meloni, de la misma familia política que Morawiecki y a quien el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, encargó que ejerciera de mediadora, consiguió aplacar la negativa de Varsovia y Budapest, que se ha visto reflejada en el veto final de ambos países a las conclusiones sobre inmigración que finalmente Michel ha presentado como conclusiones propias al ser avaladas únicamente por 25 de los 27 Estados miembros. "Hemos dado un nuevo paso importante que valida el acuerdo alcanzado por mayoría cualificada", ha celebrado el liberal belga al término de una reunión en la que la inmigración ha vuelto a ser el tema más sensible y divisivo. 

Presidencia española

"Es una base muy sólida para continuar con los trabajos", ha añadido el primer ministro sueco, Ulf Kristersson, en su despedida como presidente de turno de la UE. "El hecho de que ahora, después de tantos intentos, hayamos llegado tan lejos por primera vez debería ser una razón para que no dejemos de intentar finalizarlo", ha dicho el canciller alemán, Olaf Scholz, sobre la necesidad de acelerar las negociaciones, que tendrá que pilotar la presidencia española de la UE, para intentar cerrar un acuerdo político este año. “Contamos con la presidencia española para un cierre exitoso", ha dicho también la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

Se trata de un expediente altamente "sensible", según ha reconocido el presidente español, Pedro Sánchez, que ha vuelto a defender un acuerdo equilibrado entre "responsabilidad y solidaridad" y a criticar la "ceguera de algunos" países. Aunque no ha sido capaz de convencer ni a Orbán ni a Morawiecki, con quien se ha reunido este viernes a puerta cerrada, la postura de ambos países no ha decepcionado a Meloni. "Nunca me decepcionan quienes defienden sus intereses nacionales", ha indicado a su salida del Consejo Europeo. 

Fuentes diplomáticas reconocen que de los dos países quien tiene una posición "más ideológica" sobre este debate es Polonia, que insiste en que las decisiones en este terreno deben adoptarse por unanimidad. Otras fuentes apuntan en todo caso que no es posible "reabrir" el acuerdo cerrado por los ministros de Interior el pasado 8 de junio. Es más, recuerdan que fueron los propios líderes europeos, en febrero pasado, los que encargaron al Consejo acelerar los trabajos para tratar de cerrar un acuerdo antes de que termine la legislatura en junio de 2024.

Acuerdos de partenariado

En lo que sí están de acuerdo los Veintisiete es en la necesidad de formalizar acuerdos de partenariado con los países de la vecindad sur, como el que negocia la Comisión Europea con Túnez como una vía para influir económicamente en la región y reforzar al mismo tiempo la gestión fronteriza, las operaciones de búsqueda y rescate y la lucha contra las mafias y una forma de atraer inmigración de form legal porque "necesitamos trabajadores con distintas capacidades", ha dicho el canciller alemán, Olaf Scholz.

Más divergencias genera, aunque no ha estado sobre la mesa en esta cumbre, la nueva partida de 12.000 millones propuesta por la Comisión Europea para la inmigración dentro de la revisión del marco presupuestario europeo para el período 2024-2027. Para países como Italia es "un buen punto de partida" porque para resolver el problema migratorio "necesitamos dinero" no solo para reforzar fronteras sino también para la cooperación con países como Túnez. Otros como Hungría rechazan de plano aumentar el presupuesto --tienen congeladas algunas partidas-- y menos para inmigración porque supondría, según Orban, apoyar la llegada de inmigrantes irregulares.