Entre el 30 de mayo y el 4 de septiembre del año pasado fallecieron 279 personas en Baleares a consecuencia del extremo calor, según un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona que detalla que 209 de esas muertes se produjeron en Mallorca, 41 en Ibiza y Formentera y 29 en Menorca.
La tasa de mortalidad da un vuelco a esta clasificación al establecer que en Menorca se produjeron 292 óbitos por millón de habitantes, 238 en las Pitiusas y 220 en Mallorca.
El citado estudio, que analiza la situación en toda Europa, concluye que el año pasado fue el segundo más caluroso desde el año 2003 y que si en este último ejercicio se registró un exceso de mortalidad en el continente europeo superior a las 70.000 personas, el año pasado fueron 61.672 defunciones. El problema es que previsiblemente en 2003 los efectos del cambio climático cogieron a las autoridades con el pie cambiado y no había ningún plan de contingencia para atenuar los efectos nocivos de un calor excesivo. Ahora, casi veinte años después, el número de muertes sigue siendo excesivo lo que apunta a que las medidas adoptadas o han sido insuficientes o ineficaces.
Volviendo al estudio, los tres países europeos que más muertes adicionales registraron en 2022 fueron Italia, con 18.010 óbitos; España, con 11.324 y Alemania, con 8.173.
Además, se constató que las mujeres son un blanco más habitual de las elevadas temperaturas. De los 11.324 fallecimientos registrados en el Estado, 7.190 fueron mujeres y 4.250 hombres. Con respecto a los porcentajes por tramos de edad, queda bien claro quienes son los más vulnerables ante las extremas temperaturas: si entre los 0 y los 64 se produjeron 21 muertes por millón de habitantes, la cifra crece en el tramo etario 65/79 años hasta las 222 defunciones y se dispara entre los mayores de 80 años hasta los 3.273 fallecimientos por millón de ancianos.