Cuando hay la firme intención de ensuciarlo toodo y de llevar la porquería hasta los confines de los mapas, el ingenio y la perseverencia humana al servicio del incivismo es sorprendente. Por ejemplo, ¿cómo es posible que el chasis de un automóvil haya llegado hasta un acantilado frente al islote de ses Margalides?
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