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IX Foro turismo de Ibiza

«Fondos Next Generation: ni los esperéis ni confiéis ni ‘na’»

El economista Daniel Lacalle desconfía de la utilidad de los fondos europeos y asegura que 2023 será «una temporada excepcional» en la que, debido a la inflación, el gasto aumentará: «No porque los turistas compren más, sino porque todo estará más caro»

Daniel Lacalle durante su charla. J.A.Riera

Ya se sabe cómo es Daniel Lacalle, ese neoliberal (Trump es un izquierdista a su lado) sin pelos en la lengua que disfruta reventando con sus teorías y planteamientos mitos y estereotipos de la ortodoxia económica. Ayer, en el IX Foro Turismo de Ibiza, titulado ‘Objetivo 2023: resiliencia y competitividad’, se cargó de un plumazo la supuesta bondad de los fondos europeos Next Generation, en los que tantos han depositado tantas esperanzas: «Ni los esperéis ni confiéis ni na», soltó (como un jarro de agua fría) al público que le atendía en el auditorio de Jesús, compuesto en su mayoría por estudiantes de la Escuela de Turismo y empresarios del sector. ¿Por qué? «Olvidaos, los planes hechos de arriba [Estado] abajo [sociedad civil] nunca funcionan, jamás. Ni en Japón. No contéis con esos planes», advirtió este doctor en Economía, gestor de fondos de inversión y a ratos polemista televisivo durante su conferencia, titulada ‘Análisis de la situación macroeconómica y su afección al turismo’.

Aunque había otra charla dedicada exprofeso a esos fondos, este tema emergió en cada una de las mesas redondas programadas. Incluso la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, abrió el foro mentándolos: «Deberían tener efectos transformadores, pero son muy complicados, con mucha burocracia», avisó. Sin embargo, en la charla titulada ‘Fondos New Generation: ¿realmente están teniendo el efecto transformador de la economía y del sector turístico?’, uno de los ponentes, Juan Jesús García, director de relaciones institucionales con la Unión Europea de Amadeus, recordó que son «una carrera de fondo que acaba de empezar» y que concluirá en 2026. Tenemos, pues, cuatro años por delante. Criticó, en ese sentido, que apenas recorridos los primeros kilómetros de este maratón, «parece que todo es malo». «Ya estamos agotados —añadió—, cuando acaba de empezar». Se trata, señaló García, de «una oportunidad de transformación» del sector para «acelerar» procesos que ya están sucediendo.

Si algo tiene Lacalle es que siempre hace ver todo desde otro ángulo, se coincida con él o no, lo cual es de agradecer en una época en la que abundan los dogmas y el pensamiento único universal. Por ejemplo, dio la vuelta, como a un calcetín, a la palabra incertidumbre, tan manida últimamente. No, lo que tenemos por delante, subrayó, no es un futuro lleno de incertidumbres, sino otra cosa: «En la inmensa mayoría de los casos se habla de incertidumbre no como de algo que no sepamos que vaya a pasar sino como de algo que sabemos que va a pasar y que no nos gustaría que pasase. Eso es irresponsabilidad, no incertidumbre». ¿Irresponsabilidad de quién? Del Gobierno, claro. ¿Acaso «nadie lo vio venir en 2020», cuando «se creó más dinero que nunca?». Eso, a su juicio, es ser irresponsable, pues se abonó el terreno actual. Se ha producido «un efecto bumerán de los estímulos. Nos hemos gastado una cantidad desproporcionada en estimular la economía en 2020», afirmó. Y ahora llegan los frutos.

«En la inmensa mayoría de los casos se habla de incertidumbre no como de algo que no sepamos que vaya a pasar sino como de algo que sabemos que va a pasar y que no nos gustaría que pasase. Eso es irresponsabilidad, no incertidumbre»

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¿Y qué debe hacerse para que se desinfle la inflación, ese «impuesto de los pobres»? Lacalle cree que tienen que ocurrir tres cosas: la primera, en la que estamos inmersos, «subir tipos de interés», a pesar de lo cual «siguen siendo altos. Deben subir más». Segundo, «reducir la capacidad de dinero creado en el sistema. Se debe drenar. Los bancos centrales debenlimitar el acceso al crédito, a la exuberancia vivida los últimos años». Y ojo, «se va a reducir. Eso se ha de tener en cuenta» por parte de los empresarios. «Y por usted, señora», que diría el profesor Carlos Rodríguez Braun si hubiera estado en Jesús. Tres: «Los gobiernos deben bajar su gasto público». La probabilidad de que ocurran esas tres cosas «es muy difícil», auguró Lacalle, que recordó que, en realidad,las medidas aplicadas hasta ahora «no han bajado la inflación, sino el ritmo de subida de los precios», que no es, ni mucho menos, lo mismo.

En 2023, «a la subida de precios de este año se añadirá otra. Se sabe que habrá inflación, y la causa no es por la guerra de Ucrania», recalcó. Si así fuera, las materias primas, en descenso de precios desde el mes de junio, arrastrarían con ellas a la inflación. Pero no. Cuando el precio del barril de petróleo «estaba a 140 euros pagamos un euro por litro de gasolina; ahora, que está a 85 euros,a 1,8 euros el litro. Vaya», dijo con una pizca de sarcasmo. «No suben los precios por las materias primas, sino por los costes regulados , los impuestos y la devaluación del euro, causada al imprimir más dinero». Sobre los costes regulados, calificó de «ocurrencias del gobierno de España topar, que es tapar, pasar el coste de una materia prima a otro año o a otro lado de la tarifa».

En Ibiza «no hay empresarios, sino luchadores de sumo», pues en un contexto «de caída del 85% del PIB sólo se ha destruido el 5% del tejido empresarial», lo cual «demuestra la fortaleza del sector»

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También criticó que se criminalice el turismo, cuando «si no fuera por este sector, España estaría ya en recesión». Por eso «deberíamos ser conscientes de que el turismo es un tesoro». En Ibiza «no hay empresarios, sino luchadores de sumo», pues en un contexto «de caída del 85% del PIB sólo se ha destruido el 5% del tejido empresarial», lo cual «demuestra la fortaleza del sector».

Asegura que sucederá lo mismo en 2023, pues no hay otro sector en este país (ni en la isla) que pueda abanderar la recuperación. El próximo año «será una temporada excepcional», en la que seguirán, auguró, llegando muchos turistas a Ibiza: «La inflación seguirá siendo muy alta, pero no es lo mismo que sea de un 8% en un país con un paro del 13%[como en España], que del 10% con un 3% de parados [como en el Reino Unido]». Quizás donde el desempleo sea testimonial, un ciudadano tenga menos razones para aparcar para otro año unas vacaciones que lo alejen de los chubascos diarios y del frío de Birmingham, ciudad que puso como ejemplo.

Quizás donde el desempleo sea testimonial, un ciudadano tenga menos razones para aparcar para otro año unas vacaciones que lo alejen de los chubascos diarios y del frío de Birmingham, ciudad que puso como ejemplo

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Vendrán muchos viajeros en 2023, e incluso es casi seguro que el gasto turístico suba, pero este último incremento, avisa, sólo se debe a la inflación: «Es muy probable que los turistas consuman algo menos en términos reales», según Lacalle. Gastarán lo mismo o más que en 2023, pero no porque compren más cosas, sino porque están más caras. Ya lo dijo Alejandro Sancho, presidente de Fomento de Turismo, en Fitur: sí, este verano vino más gente que nunca, pero la inflación ha hecho un siete en los balances de muchas empresas del sector. La inflación ha sido de tal calibre que incluso alojando a más turistas y a precios escandalosos, muchos hoteles no han llegado a cubrir costes.

No todo es negativo, asegura Lacalle. Por ejemplo, «los efectos de la pandemia son contrarios a lo esperado». Tras el covid no nos importa salir, alternar en los bares, incluso rodearnos de masas de personas en conciertos multitudinarios: «Las entradas para Def Leppard y Mötley Crüe fueron vendidas en media hora», puso como ejemplo. [Por cierto, Lacalle, de 55 años de edad, debería buscar ejemplos menos viejunos, pues ni un solo estudiante pareció saber de qué hablaba].

No, «no es un entorno de crecimiento», pero hay factores positivos: «El primero, y flipad [este término sí lo entendieron], que las materias primas no dejan de bajar, pese a la guerra. El precio del petróleo cerrará el año en negativo. Y no hemos tenido ningún problema de suministro, pese a la guerra. Nadie se ha quedado sin pan. Eso es muy positivo».

¿Y qué recomienda a los empresarios ante la que se avecina? «Cuidado con endeudarse y con asumir costes innecesarios. Los empresarios siempre trabajan en la incertidumbre. Viven en ella, pero no debne vivir en el exceso de riesgo. Por eso deben gestionar los costes». También anima a las administraciones a «dejar de ver al turismo como si fuera un cajero automático, y a las empresas como a ONG». Ya lo dijo la alcaldesa Ferrer al principio de la jornada: «Hemos de trabajar para reducir tributos y burocracia».

«¿Porqué en EEUU se recupera el 100% del empleo en turismo y aquí hay dificultades? Porque vas a Miami y quien trabaja allí recibe muchas propinas. Son la bomba allí, tres o cuatro veces el salario base. Hay cola para trabajar en un hotel»

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Como no tiene pelos en la lengua , dijo algo que en la isla hace saltar chispas: «Hay falta de mano de obra. Sonará raro, pero ¿porqué en EEUU se recupera el 100% del empleo en turismo y aquí hay dificultades? Porque vas a Miami y quien trabaja allí recibe muchas propinas. Son la bomba allí, tres o cuatro veces el salario base. Hay cola para trabajar en un hotel». Hoteleros presentes en la sala explicaron a este redactor que si no hubiera sido por esa «variable», este año no habrían podido ajustar sus plantillas. Eso sí, no abonaron las propinas hasta acabar la temporada, para evitar fugas antes de acabar el año. Lacalle tampoco comprende que «el Estado obligue a hacer fijo a uno que trabaja tres meses. ¡Qué locura es esta!».

«En el piso 42 de uno de los rascacielos de Madrid ves el final. Esa idea de que no se puede construir no tiene sentido. Los ayuntamientos tienen miedo al qué dirán»

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¿Y la solución a la falta de inmuebles para alquilar a los trabajadores de temporada? «Hay un problema de contracción masiva inmobiliaria», dijo: «En el piso 42 de uno de los rascacielos de Madrid ves el final. Esa idea de que no se puede construir no tiene sentido. Los ayuntamientos tienen miedo al qué dirán». Lacalle on fire, sin complejos.

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