«Quiero que se haga justicia. Mi bebé murió y yo estoy viva de milagro», explica Elisabet Sánchez Blanco, ibicenca de 30 años sobre la dramática situación que ella y su pareja, Junior Orestes Miraglia Carvalho, vivieron el pasado 12 de julio en el Hospital Can Misses, cuando la joven se encontraba en el octavo mes (semana 32 y dos días) de su primer embarazo. Un suceso que acabó con el fallecimiento de su bebé, al que iban a llamar Jesús, y por el que, a través de un abogado de Barcelona, han presentado una reclamación de responsabilidad patrimonial al Ib-Salut, al que, tras no obtener respuesta, denunciarán ante los tribunales, explica la madre.

La mañana del 12 de julio Elisabet, que confiesa que le costó «bastante» quedarse embarazada, se levantó con un dolor intenso en la zona abdominal y vómitos. Preocupada, no se lo pensó dos veces y acudió al servicio de Urgencias del Hospital Can Misses. «Entró a las 9.45 de la mañana y se la condujo a uno de los paritorios», relata el documento presentado por el abogado, que explica que en ese primer momento la atendió una matrona «y muy brevemente», un ginecólogo «cuya homologación en su especialización se pone en duda».

En ese primer momento, esos profesionales le realizaron «una ecografía vaginal, indicándole que todo estaba correcto». También pidieron análisis de sangre y orina, «se le suministraron analgésicos para el dolor» y se la puso en monitorización fetal. En ese momento, sobre las diez de la mañana, el corazón del bebé se escuchaba «de forma clara y regular», aunque los dolores de Elisabet, a la que se había medicado, no habían remitido.

El documento que ha presentado el abogado de la pareja al Ib-Salut detalla que los sanitarios le explicaron que los fármacos eran «para la maduración de los pulmones del bebé» y también antibióticos «achacándolo a que tenía una infección de orina». Según el relato de la paciente, el ginecólogo le comentó su sospecha de que se tratara de una apendicitis, opción, ésta, que descartó un cirujano tras explorarla.

Cesárea urgente

En ese momento, se volvió a monitorizar al feto. «Y ya no hubo respuesta», afirma el documento. «Se achacó a la falta de batería de la máquina, si bien se volvió a realizar una ecografía de forma urgente», continúa antes de señalar que en ese momento volvió a aparecer el ginecólogo «y ya pudieron ver la colosal negligencia cometida, por lo que se le realizó una cesárea urgente por la bradicardia que estaba padeciendo el bebé». En esta intervención, que se realizó sobre las tres de la tarde, cinco horas después de que Elisabet llegara a Urgencias, falleció Jesús, el bebé que Elisabet y Junior Orestes esperaban con tanta ilusión. «Por desprendimiento de placenta y preeclampsia», afirma el documento, que recalca que antes de las diez de la mañana, cuando la madre ingresó, «el corazón del bebé estaba latiendo, pero los dolores que sufría la gestante ya eran indicativos de que el bebé estaba en sufrimiento fetal». Esto último, señala la reclamación de responsabilidad patrimonial, «corroborado por los registros de la monitorización, sin que los profesionales actuantes apreciaran la gravedad de lo que estaba ocurriendo y que llevó al fatal desenlace».

Elisabet explica que no volvió a ver al primer especialista que la había atendido. «Tuvo que ser otro ginecólogo quien la atendiera ante las importantes hemorragias sufridas a resultas de la cesárea practicada», abunda la reclamación presentada al Ib-Salut, que relata que en estos momentos la joven se encuentra aún en «tratamiento psicológico por trastorno ansioso depresivo» como consecuencia de la desgracia que sufrió la pareja. «Es indiscutible que el error y retraso en el que diagnóstico y la evolución que tuvo éste, al no ser tratada desde el minuto uno de la que verdaderamente era su dolencia, son consecuencia de la actividad y falta de actividad de los referidos profesionales sanitarios», reza el documento.

Elisabet, que tras la cesárea estuvo siete días ingresada en el hospital, asegura que no quiere dinero. «Lo que quiero es que no vuelva a pasar algo así, como lo que nos ha pasado a nosotros», indica

Desde la gerencia del Área de Salud de Ibiza y Formentera explicaron ayer que, por el momento, no se ha presentado ninguna reclamación a Salud a través de los cauces previstos, mediante los que se le hubiera dado a la pareja una respuesta en un plazo de un par de semanas. Tampoco han recibido denuncia alguna, por lo que no tienen forma de defenderse. Motivos, estos, por los que no ofrecerá ninguna explicación por el momento.