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Yacimiento arqueológico en Ibiza: «Antes, con una retro se lo habrían cargado todo»

El Consell cubrirá con un tejado la parte del yacimiento arqueológico de s’Olivera que no se encuentra debajo de la nave de un Mercadona

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Obras de cubrimiento del yacimiento de s'Olivera en Ibiza. Irene Vilà Capafons

El yacimiento arqueológico de s’Olivera es realmente singular, porque no siempre se puede decir que uno tiene bajo sus pies restos tardopúnicos del siglo V a.C. mientras que encima de tu cabeza está la sección de congelados de un Mercadona. La construcción de este supermercado en el año 2014 dejó al descubierto un asentamiento rural que abarca desde la época púnica hasta el siglo XII. La mayor parte de los restos eran zanjas de cultivo que se protegieron y cubrieron, y que actualmente están debajo del aparcamiento del supermercado. Pero los elementos más relevantes del yacimiento -que ocupan 2.500 metros cuadrados- se mantienen descubiertos y se museizarán.

Una parte de los mismos -1.500 metros cuadrados- se encuentra debajo de la nave del supermercado, sostenida por unos pilares de cuatro metros de altura. Bajo ellos, podemos pasear por entre los restos de una antigua vivienda, un camino púnico, cuatro tumbas bizantinas o unos almacenes de vino y aceite de la época romana.

Dos de las tumbas del yacimiento. Irene Vilà Capafons.

El futuro del yacimiento

El Consell de Ibiza museizará este espacio e instalará un centro de interpretación. Según explicó ayer la consellera insular de Cultura y Patrimonio, Sara Ramon, el proyecto de museización está «casi listo» y se licitará en el año 2023. Sin embargo, el yacimiento no se limita al espacio que está situado bajo la nave del supermercado, sino que lo rebasará en 712 metros cuadrados. Por este motivo, el Consell cerrará y cubrirá todo este perímetro para protegerlo de las inclemencias meteorológicas. También está construyendo un muro de contención para evitar que el espacio se inunde, como ya ha sucedido en una ocasión. La obras las desarrolla Construcciones Sa Torre, tienen un presupuesto de 280.000 euros, y se prevé que estén finalizadas a finales de año.

«Será un cubrimiento abierto que consiste en una estructura de madera con un techo, pero que no tendrá paredes», explicó ayer durante la presentación el arquitecto de la obra, Toni Marí, «se deja abierto porque si se cierra completamente variaría la temperatura y la humedad del interior, con lo que podría perjudicar al yacimiento».

Una cisterna romana en perfecto estado de conservación. David Ventura

A diferencia de otros espacios arqueológicos de la isla -como el actual yacimiento de sa Caleta o de sa Penya Esbarrada- que se encuentran completamente vallados y que obligan a verlos desde fuera, con lo que la visita resulta poco gratificante, el propósito es que en este centro de interpretación el visitante pueda ‘entrar’ en el yacimiento y tenga una experiencia más inmersiva: «La idea es que haya pasarelas para poder caminar por encima y apreciar la importancia de este patrimonio arqueológico».

Todas las civilizaciones juntas

Durante la presentación del proyecto, el arquitecto, Toni Marí, acompañó al presidente del Consell, Vicent Marí, y a la alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, y con un mapa en la mano fue señalando la situación de los elementos más relevantes del yacimiento. Durante la visita tuvimos que saltar por encima de las antiguas zanjas de cultivo y sorteamos algunas tumbas, aunque algunos elementos están cubiertos por una capa de tierra. Vimos una cisterna romana prácticamente intacta y también son muy visibles los almacenes para guardar el aceite y el vino: «Los estratos arqueológicos se superponen», explicó el arquitecto, «en el mismo espacio donde estuvieron los púnicos, encontramos por encima restos romanos, bizantinos y medievales».

De hecho, este solapamiento de diversas civilizaciones continua hasta el día de hoy, y probablemente los arqueólogos del futuro interpreten los restos del Mercadona como una valiosísima muestra de cómo era la sociedad de consumo occidental en la era del capitalismo tardío.

El arquitecto sostiene un mapa detallado de todos los elementos que se hayan en el yacimiento. David Ventura

Para Miquel Costa, salvar este yacimiento hubiera sido inconcebible hace unas pocas décadas: «Antes, en las obras, metían aquí la retro y se lo habrían cargado todo. Nadie paraba cuando encontraba algo así». Así se hizo cuando se urbanizó la avenida Espanya de Vila, lo que supuso la destrucción de una gran parte de la necrópolis de Puig des Molins, o cuando se construyó el cercano segundo cinturón de ronda. «Afortunadamente, hoy en día hay muchísima más conciencia de la importancia de proteger el patrimonio», señaló un optimista Costa, quien recordó el éxito que están teniendo iniciativas como el Apadrina Patrimoni que impulsa el Consell: «Cuando hemos restaurado molinos, ha servido de ejemplo para que muchos particulares se decidan también a arreglar los suyos. La conciencia del valor del patrimonio no para de crecer».

«Todas las civilizaciones que han pasado por la isla han dejado su huella. Sabemos de donde venimos y nuestro deber es contarlo», resumió el presidente del Consell, Vicent Marí.

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