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Amador Fernández-Savater
Ensayo Amador Fernández-Savater Pensador independiente

Amador Fernández-Savater, en Ibiza: «Podemos se ha terminado pareciendo demasiado a los partidos clásicos»

El "pensador e investigador independiente" tenía previsto presentar hoy en Sa Cultural de Vila sus últimos ensayos, ‘La fuerza de los débiles’, pero el acto se ha suspendido porque no podrá asistir por motivos personales

Amador Fernández-Savater estará hoy en Ibiza, isla que visita por primera vez. ELVIRA MEGÍAS

«La necesidad de pensar sobre la vida y la política» es lo que ha llevado a Amador Fernández-Savater (Madrid, 1974) a hacer «incursiones en el campo de la filosofía». Ha seguido «la corriente familiar» (su padre es el filósofo Fernando Savater), pero lo ha hecho de forma autodidacta, fuera del marco académico. Por eso prefiere que se le presente como «pensador o investigador independiente» o, en todo caso, como «filósofo pirata». «La etiqueta de filósofo a secas me viene grande», comenta nada más comenzar la entrevista telefónica con Diario de Ibiza, realizada un día antes de viajar a la isla. Estaba previsto que presentara en Ibiza su último ensayo, ‘La fuerza de los débiles: El 15M en el laberinto español, pero el acto se ha suspendido porque el autor no podrá asistir por motivos personales. Un ensayo sobre la eficacia política’ (editorial Akal) y también la obra ‘Habitar y gobernar. Inspiraciones para una nueva concepción política’ (NED). Con este evento, programado hoy en Sa Cultural a las 20 horas, estaba previsto que arrancara el nuevo club de lectura sobre ciencias sociales de esta librería de Vila, pero esta cita se ha pospuesto.

¿Qué le motivó a escribir un libro sobre el 15M?

Yo digo siempre que ‘La fuerza de los débiles’ es un libro de balance, de memoria activa para el futuro. Creo que es muy importante hacer balance de las cosas que uno hace en la vida, reflexionar sobre las experiencias, cuáles han sido sus potencias y cuáles sus impases o sus crisis. Esta obra quiere hacer balance del 15M, qué se logró y donde hubo un obstáculo que no se quiso superar. Además, reflexiono, en general, sobre cuál es la fuerza de los que no tienen nada, de aquellos que durante la historia, sin tener poder, ni armas, ni dinero ni tecnología, han sido capaces de desafiar a los fuertes, a los que sí tienen de todo, y cambiar las cosas.

¿Dónde reside, a su juicio, la fuerza de los débiles?

En el libro entresaco tres ingredientes de la fuerza de los débiles: los afectos, los vínculos y los territorios. Los que no tienen nada tienen, sin embargo, la fuerza de lo que les mueve, de lo que desean, de lo que creen, de sus valores. Tienen en segundo lugar la solidaridad, la empatía, el apoyo mutuo, el hecho de no ser uno solo, sino estar siempre envueltos en una red de vínculos que se activan en los momentos de lucha y de resistencia. Por último está el hecho de que todos vivimos en territorios que son parte de nosotros y que muchas veces nos dan una fuerza, porque conocemos ese medio en el que nos desenvolvemos. Un movimiento social como el 15M tiene los afectos, las ganas de cambiar, de luchar por una vida mejor; la fuerza de ser toda una red de vínculos y complicidad a través de la que se apoya, por ejemplo, a una persona a la que van a desahuciar; y también tiene la fortaleza de pelear en terreno propio, en los barrios, en los lugares de trabajo, en los centros de salud, en las escuelas... En realidad, no sé si puede sonar un poco cursi, la fuerza de los débiles es la fuerza del amor. Uno ama territorios que no quiere ver desaparecer, uno ama vínculos que son importantes para su existencia y uno ama maneras de vivir que le afectan.

¿Cómo los que tienen poder desactivan la fuerza de los débiles?

Yo creo que una manera es educándonos para convertirnos en sujetos instrumentales, que mantienen una relación de funcionalidad, de interés, de beneficio con el mundo. Es decir, si el otro es un instrumento para nuestro provecho; los lugares no nos importan porque vamos de uno a otro; y con las formas de vida tenemos una relación instrumental, eso debilita la fuerza de los vínculos y el enlace con los territorios y con las maneras de vivir que creemos que merecen la pena.

El último ensayo de Amador Fernández-Savater. AKAL

Usted formó parte del movimiento de la Plaza Sol de Madrid que nació el 15 de mayo de 2011. ¿Qué recuerda de aquella experiencia?

Solemos vivir muy aislados, con redes afectivas muy estrechas y con una sensación de que el mundo no se puede cambiar y que no tenemos nada que decir sobre la vida que vivimos y aquello fue una experiencia de potencia colectiva. Es un descubrimiento el encontrarse con otros que, a pesar de ser desconocidos, sienten lo mismo que yo y ver cómo ese colectivo recién formado de repente tiene energía suficiente como para transformar la realidad. Frente a la atomización y la impotencia, el 15M es potencia y una nueva colectividad.

Entre las casi 15.000 propuestas que el movimiento 15M recopiló a través de un sondeo entre los que acamparon en la Puerta del Sol, se incluían «la supresión de los privilegios de los políticos», «eliminar las dietas exageradas de los representantes públicos» o «prohibir los cargos de libre designación». Está claro que ninguna de esas peticiones ha sido tomada en cuenta…

No. En todo caso te diría que lo más importante del 15M no fueron tanto sus peticiones y reivindicaciones concretas sino este gesto de constituirse en actor colectivo, de encontrarte con otros y generar la energía suficiente como para poder incidir en la realidad. Eso significa contravenir la idea típica de la democracia de que uno tiene que delegar en otros que supuestamente saben más que uno y supone recuperar un concepto más fuerte de política o de democracia que es preguntarnos juntos por la vida en común.

«La fuerza de los que no tienen nada reside en los afectos, los vínculos y los territorios»

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¿Para usted es esa la trascendencia que tiene el 15M?

Exacto, el 15M lo que nos enseña es que podemos tomar el destino en nuestras manos, que con otros uno puede pensar, hacer y cambiar su vida. Eso y la idea de no delegar todo el rato nuestra vida en otros. Esa es la fuerza que puede tener hoy el 15M, no aspirar a un cambio de políticos sino a otra experiencia de la política.

Volviendo a las propuestas de aquel sondeo, una de ellas era la de crear un partido del 15M. De ahí salió Podemos. ¿En su opinión esta formación está consiguiendo cambiar algo desde dentro o lo que ha quedado demostrado es que al final el sistema ha vencido de nuevo?

Esto, desde luego, es un debate amplio que no se puede reducir a un titular, pero en cualquier caso, desgraciadamente, esta última opción tiene sus visos de verosimilitud. De alguna manera, para incidir en la política tal y como está organizada, Podemos y otros como las mareas municipalistas se han terminado pareciendo demasiado a los partidos clásicos, articulados en torno a un líder o a un aparato dirigente, muy jerárquicos y atravesados por las lógicas y los vicios de poder de la vieja política. Hemos visto en Podemos una gran cantidad de purgas, de exclusiones, de peleas y una política que gira demasiado en torno al poder. Este partido quiso llevar algunas de las reivindicaciones del 15M a la política, pero en ese tránsito se perdió lo más importante de la manera de hacer política de ese movimiento, que tenía que ver con la igualdad, la inclusividad y la convivencia de lo diferente.

«Leer es hoy una práctica de alguna manera subversiva que nos educa en otra manera de vivir»

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¿Qué propósito tiene su ensayo ‘Habitar y gobernar’?

Es un libro que se interroga sobre la necesidad de repensar la revolución. Lo que hago es lanzar algunas preguntas sobre si el imaginario de la revolución no estará ya agotado, por lo menos de determinado tipo de revolución, la que se hizo durante el siglo XX. Lo que planteo es si no habría que pensar otras maneras de entender lo político en que no se trate tanto de ir a por el poder para desde arriba cambiar las cosas, sino empezar a crear ya el modo en que se quiere vivir a través de todo estos grupos, movimientos, prácticas y situaciones. Frente a la idea de gobernar, que es el imaginario clásico de la revolución, pongo la idea del habitar, ir ya, de alguna manera, construyendo el mundo que queremos.

Usted coordina talleres de pensamiento colectivo a través de la lectura. ¿Qué importancia tiene leer y hacerlo juntos?

Leer es hoy una práctica de alguna manera subversiva, de resistencia. Vivimos en un mundo acelerado, sin embargo, la lectura exige un tiempo largo, un silencio, una atención. Leer y hacerlo con otros son prácticas muy potentes de revitalización de nuestra capacidad crítica y de escucha a los demás, de nuestra capacidad de diálogo y de pensar e imaginar más allá de lo que se nos presenta como lo único posible. Algo tan sencillo como la lectura permite darnos otra vida y no digamos si es con otros.

CLAVES

Club de lectura de ciencias sociales en Sa Cultural

Con la presentación de los dos ensayos de Amador Fernández-Savater, la librería Sa Cultural estrenará club de lectura dedicado a las ciencias sociales.

Presentación de ‘Aquellos días del Sáhara 1973-1975’

Sa Cultural acoge hoy a las 13 horas la presentación de la novela ‘Aquellos días del Sáhara 1973-1975’, del magistrado de la Audiencia provincial de Barcelona Pascual Ortuño.

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