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El misterio del taller de huevos de avestruz de la Ibiza fenicia

Luis Alberto Ruiz Cabrero, de la Universidad Complutense de Madrid, desentraña en el Museo Arqueológico la simbología de los huevos de avestruz de los ajuares funerarios fenicios

Luis Alberto Ruiz Cabrero, ayer, en el Museo Arqueológico antes de la conferencia.

«Ibiza es el segundo lugar de la Península Ibérica, después de Villaricos, en el que se han encontrado más restos de huevos de avestruz fenicios», afirma Luis Alberto Ruiz Cabrero, de la Universidad Complutense de Madrid, horas antes de la conferencia que ofreció ayer en el Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, ‘Aspectos simbólicos de las cáscaras de huevos de avestruz’, incluida en el ciclo de actividades que complementan la exposición ‘Principi vital’.

El experto está convencido de que en la Ibiza fenicia, aunque no se han encontrado evidencias de ello, debía haber un taller de huevos de avestruz. Por la cantidad de restos encontrados. Pero también por una cuestión más lógica. Práctica: «La materia prima es más fácil de transportar y, además, si se rompe se pierde menos que si se transporta ya decorada, por lo que debería haber seguramente un taller», indica. Y porque en varios pecios del Mediterráneo, del circuito que recorre Egipto, el Egeo, Chipre y el sur de Turquía, se han encontrados estos elementos.

La simbología de los huevos de avestruz, detalla, comienza en el propio huevo. Una explosión de uno es, según la mitología fenicia, el inicio del mundo. De ahí que formaran parte, decorados, de los ajuares funerarios. No de todos. En primer lugar, «porque no todos tenían el poder adquisitivo» para permitírselo. De hecho, en algunos se han encontrado huevos «de otras gallináceas», aunque la mayoría de éstos, al ser más frágiles y tener una «peor conservación», se han perdido. Pero no todo era una cuestión de poder adquisitivo: «En general pensamos que toda la población tenía las mismas creencias, pero no es así».

Esto, señala Ruiz Cabrero, es lo mismo que ocurre en la actualidad. «No todos los cristianos siguen el mismo rito. Unos se incineran, otros se entierran y los hay que lo hacen con una medallita de un santo concreto. Pues lo mismo pasa con los huevos de avestruz», continúa el experto de la Complutense de Madrid, que señala que estos elementos han llegado hasta el siglo XXI «porque la cáscara es dura» y porque muchos de ellos estaban en tumbas en cámaras selladas.

Amapola, mandrágora y loto

La simbología también estaba muy presente en las decoraciones de los huevos, indica el conferenciante, que detalla que ésta era, en muchos casos, geométrica o reproduciendo formas vegetales o animales. Las menos usuales, aunque también las hay, son las antropomorfas. En el caso de las plantas, en ocasiones los trazos son «tan estilizados» que no es fácil reconocer de qué plantas se trata. La amapola «blanca o roja» es una de las más habituales en las decoraciones de los huevos de avestruz fenicios. «Es opiácea», justifica el conferenciante, que explica que otra muy presente es la mandrágora, que tiene efecto narcótico. «También está muy representado el loto, el nenúfar, tanto blanco como azul», detalla el experto que explica que esta planta «se abre por la noche y tiene el centro amarillo. Parece un sol, por lo que los egipcios pensaban que cuando se abría, al atardecer, iniciaba el viaje de Ra durante la noche hasta salir de nuevo, por la mañana, cuando se cerraban, por el horizonte». De hecho, el loto aparece dibujado tanto abierto como cerrado: «Una secuencia: nacer y morir».

«Casi todos los animales se pueden adscribir a una diosa, lo mismo que ocurre con las plantas, excepto uno, el gallo», comenta el experto, que matiza que este animal representaba al dios Eshmún. «El dios fenicio de la medicina que también cura y sana en el más allá», continúa. Decoraciones con forma humana en huevos de avestruz se han encontrado muy pocas. «En un huevo hay dos figuras. Una es un genio alado y la otra un dios en actitud guerrera», recuerda el experto, que explica que en los ajuares de los fenicios se han encontrado, también, partes del cascarón de un avestruz trabajadas como si fueran una máscara. Su función es, aún, un misterio. «No sabemos cuál era su sentido porque son muy pequeñas, así que para ponérselas al difunto no eran», explica el conferenciante antes de señalar que también se han hallado decoraciones, pero escasísimas, que representan «a una gorgona, una esfinge o un grifo».

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