La Policía Local de San Antoni tuvo que acudir ayer por la mañana a Cala Saladeta, después de que los bañistas sobrepasaran el aforo permitido, para restringir el acceso desde la vecina Cala Salada. Esta misma situación se produjo el viernes pasado y, según los testimonios y vídeos aportados a este diario, los bañistas vulneran de manera sistemática la barrera que se instala para impedir el paso cuando se supera el número de bañistas autorizados por los protocolos de Emergencias.
Se da la circunstancia de que personal que trabaja en Cala Salada ha sufrido insultos y momentos violentos cuando han interpelado a la gente que saltaba la valla para informarles de que ya no se podía pasar a Cala Saladeta. Testigos de estas situaciones lamentan que el año pasado este problema no se produjo porque se encontraba un vigilante junto al camino.
Desde el Ayuntamiento de Sant Antoni, tras tener conocimiento de estas quejas, se anunció que, desde ayer, un operario del dispositivo que se encarga del acceso a esta zona de playa se mantendrá de manera permanente junto a la valla para vigilar los momentos de mayor afluencia.
El Ayuntamiento de Sant Antoni detalló que, con el protocolo de la Dirección General de Emergencias, que calcula una persona para cada ocho metros cuadrados, el aforo de Cala Salada es de 243 personas, mientras que el de Cala Saladeta es de 132. Sin embargo, como el dispositivo que regula el acceso de vehículos a la zona se encuentra lejos de la playa, la mayoría de bañistas que llega a Cala Salada se traslada desde allí a Cala Saladeta por la costa.