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Tráfico

Vecinos de Ibiza denuncian el estado de la carretera de ses Salines: "¿Es necesario que maten a alguien en Sant Francesc para tomar medidas?"

Vecinos trasmiten al Consell y al Ayuntamiento su hartazgo por el gran número de vehículos que atraviesan el pueblo a toda velocidad cuando empieza la temporada de playas. Alertan del peligro existente y exigen soluciones inmediatas

La señal advierte claramente de la limitación de velocidad. | VICENT MARÍ

Entre el núcleo urbano de Sant Francesc y la rotonda de la autovía donde se toma el desvío que conduce a la playa de ses Salines, la carretera EI-900 dibuja una línea recta perfecta de 1.900 metros de longitud. Una recta sin cambios de rasante, diáfana, la tercera más larga de toda la isla. Una distancia lo suficientemente extensa y una circunstancias que favorecen que los conductores pisen el acelerador y los vehículos atraviesen el pueblo a toda la velocidad.

«Sant Francesc es muy pequeño, es cierto, pero esto también es pueblo, somos un núcleo urbano y en la señal de la entrada pone bien claro que la velocidad máxima es de 50 kilómetros por hora», comenta Antonio Bañuelos, vecino de la zona.

Sant Francesc concentra una elevada densidad de tráfico y paso de ciclistas. | VICENT MARÍ

Los vehículos que se dirigen a la playa encaran la recta y, justo al final, antes de entrar en Sant Francesc, la carretera dibuja un leve giro a mano izquierda. Una trampa que ha provocado numerosas salidas de la calzada y algunos accidentes. Durante semanas, Bañuelos ha grabado con su teléfono móvil a los vehículos atravesando el pueblo a toda velocidad: «¿Es necesario que maten a alguien para que se tomen medidas?», reflexiona.

La circulación de vehículos es constante con el inicio de la temporada turística. | VICENT MARÍ

Carretera conflictiva

Tras la curva y la señal que marca el límite de velocidad a 50 kilómetros por hora, los vehículos atraviesan Sant Francesc y aprietan de nuevo el acelerador. En verano, con el aumento de la circulación de automóviles en la zona, la carretera de ses Salines se convierte en un punto negro de la red viaria ibicenca. El último ejemplo se produjo el pasado viernes 28 de mayo, cuando un vehículo golpeó y dejó herido a un ciclista a la altura del supermercado de Can Tixedó.

El otro punto delicado está en el propio pueblo de Sant Francesc, que forman la iglesia, el centro de interpretación -ahora cerrado- dos negocios de restauración y otras dos viviendas. «Esta carretera la cruzan muchos vecinos y gente mayor cuando hay misa en la iglesia», explica Bañuelos, «también es lugar de paso de ciclistas y senderistas que paran aquí para avistar a los flamencos, de los turistas que vienen a hacerse la foto con la estatua del salinero y también la cruzan los clientes del restaurante. Por aquí siempre hay gente y el lugar es peligroso».

Bandas sonoras

Para reducir la velocidad de los vehículos, el Consell de Ibiza, titular de la carretera, ha instalado una bandas sonoras sobre la calzada justo antes de la entrada del núcleo urbano. «Parece que el Consell nos ha escuchado, pero los coches siguen igual», señala Bañuelo.

Martín Casara, arrendatario del restaurante San Francisco, tampoco ha detectado ningún cambio tras la instalación de las bandas sonoras: «Los vehículos grandes pasan por encima y ni se enteran», y señala que «no solo no han servido para que reduzcan la velocidad, sino que además las bandas sonoras hacen mucho ruido. Se agradece la intención, pero no han solucionado nada».

Casara es partidario de otras soluciones, como badenes con altura o la instalación de un semáforo con radar que pase de ámbar a rojo cuando detecte que el vehículo circula a más velocidad de la permitida: «Un semáforo como el que hay en la entrada del pueblo de Sant Josep, aquí iría perfecto».

Los vecinos piden que se coloquen badenes o un semáforo para mejorar la seguridad en el cruce del pueblo

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El empresario comenta que ha llevado el problema a todas las instituciones, que ha hablado con el Consell, con el Ayuntamiento, e incluso con la Guardia Civil, pero la solución no llega: «Se pasan la pelota y todo sigue igual». Casara se muestra especialmente crítico con los camiones que realizan los viajes de carga de los depósitos de sal: «Son un peligro».

Alfonso Sánchez, vecino de la zona, coincide en que la instalación de las bandas sonoras no ha supuesto un cambio significativo, y lo expresa de manera muy gráfica: «Los coches vienen a toda mierda», y recuerda que «aquí ha habido piñas bien gordas».

Sánchez relata que en invierno suelen estar tranquilos, pero con la llegada del verano la densidad del tráfico de la carretera aumenta exponencialmente y empiezan los problemas: «A partir de ahora volveremos a tener lío», resume con resignación.

Reducción en todo el Parque

El Ayuntamiento de Sant Josep reconoce la existencia del problema, pero recuerda que la carretera es propiedad del Consell de Ibiza, por lo que escapa de su potestad. «Es un competencia plena del Consell», explica la concejala de Medio Ambiente del Consistorio, Mónica Fernández, que recuerda que los semáforos situados en la entrada de Sant Josep fueron instalados en su momento por el Consell Insular.

«Somos partidarios de que la velocidad se reduzca no solo en el núcleo urbano de Sant Francesc, sino también en toda la zona del Parque Natural. No se entiende que dentro de una área protegida haya coches que circulen a cien kilómetros por hora». Fernández explica que la conselleria de Medio Ambiente del Govern está trabajando en un plan de movilidad de todo el Parque, «pero el Consell debería tomar medidas inmediatas, que se puedan aplicar ahora».

La concejala ha señalado que por la zona circula un gran número de ciclistas y que el Ayuntamiento secundará todas las medidas que se tomen para ralentizar la velocidad de la circulación: «Ya sea con badenes, con un semáforo, con radares o con lo que se crea conveniente, todo lo que implique bajar la velocidad dentro del Parque Natural tendrá nuestro apoyo».

El Consell pide a la DGT la instalación de un radar

La institución insular ha realizado una solicitud oficial a la Dirección General de Tráfico. El Consell de Ibiza es el titular de la carretera de ses Salines y, por lo tanto, la institución competente en encontrar una solución al problema que plantea el tráfico que sufre esta vía. Desde la institución insular se admite la existencia del problema, y ha tomado las primeras medidas para poner remedio a los excesos de velocidad con la instalación de unas bandas sonoras sobre la calzada de la carretera. En la entrada y la salida del pueblo también hay sendas señales que indican el límite de velocidad establecido a 50 kilómetros por hora.

Consultada por este medio de comunicación, la institución insular no ha informado de nuevas iniciativas -ya sea la instalación de badenes, semáforos o pasos de cebra- y se remite a una nota de prensa enviada hace una semana en la que reclama a la Dirección General de Tráfico la instalación de radares de control de velocidad, como ya publicó Diario de Ibiza.

La instalación de bandas sonoras en el asfalto no ha cumplido con el propósito de que se reduzca la velocidad

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En esta nota, el conseller insular de Gestión del Territorio, Infraestructuras Viarias, Ordenación Turística y Lucha contra el Intrusismo, Mariano Juan, admite que este tramo de la red viaria soporta una intensidad de tránsito elevado y es un motivo de conflicto: «Hemos recibido quejas de los vecinos y usuarios habituales por la alta siniestralidad. Entendemos que se trata de una cuestión de gestión del tráfico, ya que las vías se encuentran en buen estado».

«Es una carretera frecuentada por peatones y turistas», admite el conseller, por lo que desde el Consell ya se ha realizado la solicitud oficial a la DGT con la propuesta de instalar unos radares que disuadan a los conductores de acelerar en ese tramo.

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