«No es miedo, es ciencia. #Yomevacuno», se lee en el cartel violeta que Cristina Fernández Borrás, enfermera de Urgencias de Can Misses, sostiene mientras Cecilia Martínez, también enfermera, le pincha la primera dosis de la vacuna contra el coronavirus. Aunque la mascarilla le tapa la sonrisa, los ojos la delatan. De pie, en una sala del segundo piso del viejo Can Misses, Cristina es una de las primeras sanitarias en vacunarse.

Ayer, durante la primera jornada de inmunización de los trabajadores de la sanidad más expuestos al virus, recibieron la primera dosis un total de 179 (119 en Can Misses y 60 en Atención Primaria), más de los que, en principio, estaban citados, según detallaron a última hora de la tarde desde el Área de Salud pitiusa. Su gerente, Carmen Santos, calcula que en dos o tres semanas se haya podido inocular ya esa primera dosis de la vacuna de Pfizer a los algo más de 1.300 profesionales (de la sanidad pública y privada y de la concesionaria de Can Misses) incluidos en esta segunda fase de la campaña de vacunación: UCI, la planta Covid, Microbiología, las unidades volantes de atención al coronavirus (UVAC), consultas de patología respiratoria de los centros de salud, urgencias, 061 y Ca na Majora.

Precisamente en esta última unidad trabaja Marta Pescador, enfermera, que poco después de las doce del mediodía aguarda sentada en la sala de espera habilitada en la segunda planta del viejo hospital, junto a los inutilizados ascensores. «Estoy feliz, tenía muchísimas ganas de vacunarme», comenta Marta, de Salamanca, que confiesa que cuenta los días para recibir la segunda dosis y poder visitar a su familia, en Salamanca, con algo más de tranquilidad. «Los he visto, pero en el exterior, con mascarilla, sin poder comer juntos por su seguridad...», indica Pescador, que echa de menos los abrazos y besos de los suyos. Si tenía tan claro que quería vacunarse es porque ha visto «las consecuencias devastadoras» del coronavirus, especialmente en personas mayores. «Ver eso te cambia la cabeza, tener una vacuna es tan positivo que me cuesta entender las dudas de alguna gente. El miedo es libre, pero siendo profesionales sanitarios y teniendo la ciencia de nuestra parte me cuesta entenderlo», indica la enfermera.

En esta segunda fase de la campaña se va a vacunar sin descanso. También sábados y domingos, indica Santos, que destaca que se va a sacar el máximo provecho a los viales que llegan a Ibiza, después de que la Agencia Europea del Medicamento haya afirmado que de cada botellita se pueden obtener seis dosis y no cinco, como se había dicho hasta ahora. Es decir, que la caja que llega cada semana de Pfizer a la isla servirá para inocular a 1.170 personas y no a 975. De momento, a Ibiza no ha llegado la vacuna de Moderna. Mallorca sí recibió ayer las primeras 600 dosis, que, según explicaron desde el Govern, estaba previsto destinar a los profesionales del hospital de Son Espases, en Mallorca. En el caso de Ibiza, cuando las reciba, también tendrán un uso hospitalario ya que, si bien se conservan a una temperatura superior (26 grados bajo cero) a la que necesita la vacuna de Pfizer (80 bajo cero), hay que administrarlas lo antes posible en cuanto se sacan del congelador, según detalló hace unos días el coordinador de vacunación de Balears, Carlos Villafáfila.

Salud calcula que podrá vacunar cada día a entre 150 y 170 profesionales. En la segunda planta del viejo Can Misses se inoculará a los profesionales del propio hospital, el 061, la concesionaria y la sanidad privada. Allí les atenderán ocho profesionales (siete enfermeras y un auxiliar administrativo) de Salud Laboral. A los trabajadores de Atención Primaria les vacunarán en sus propios centros de salud sus compañeras enfermeras que han recibido la formación. Ayer mismo, de hecho, ya comenzaron a administrarse las primeras dosis en los ambulatorios de Sant Antoni, Sant Josep y es Viver, así como en la unidad básica de salud de Cala de Bou. Hoy continuará en Vila, Can Misses, Sant Jordi y Santa Eulària y mañana todo el dispositivo se desplazará a Formentera para administrar el antídoto a los profesionales de allí, a excepción de los que trabajan en Formentera pero viven en Ibiza, que podrán hacerlo en Can Misses, matizan desde la gerencia.

De momento, Salud no ha detectado negativas de los profesionales sanitarios a la vacunación. «Es una decisión muy personal, pero los trabajadores han sido un ejemplo desde el inicio de la pandemia», apunta la gerente, que destaca que hasta el momento en el que habla (ayer a mediodía) no ha fallado ninguno de los citados para recibir sus dosis.

Entre los que acuden a su cita con el vial de Pfizer, casi a última hora de la mañana, se encuentran Santiago García y Pablo Corvinas, médicos internos residentes del servicio de Urgencias del Hospital Can Misses. Tienen ciertas reservas respecto a la vacuna —«ha salido muy pronto», indica Pablo mientras espera que le llamen— pero ahí están los dos, vacunándose en la primera jornada para los profesionales sanitarios. «Creo que le falta un poco de tiempo, es muy nuevo», apunta Santiago. A los dos les gustaría que el momento de inocularse hubiera llegado más tarde, y que los antídotos hubieran salido al mercado con algo más de calma. A pesar de esto, cuando les llamaron para vacunarse dijeron que sí. ¿El motivo por el que lo hacen? «Básicamente por responsabilidad con los pacientes», indican. «Y con los familiares», apuntan.

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