Cuatro centros de La Sirena, así como varias grandes ferreterías (como Citubo), tendrán que cerrar desde mañana, según se contempla en las medidas adoptadas para el pase de Ibiza al nivel 4. Finalmente se descarta el cierre de los concesionarios de automóviles y de los centros donde se venda material de construcción, un beneficio arrancado in extremis por la CAEB al Govern, según comunicó ayer el vicepresidente de esa patronal, José Antonio Roselló. Las grandes ferreterías «podrán seguir vendiendo a mayoristas, pero no podrán atender al público como minorista. Sí se puede encargar un producto a esa ferretería, que se lo preparen y retirarlo luego, pero no se puede ir de estantería en estantería en su interior para comprar», explica Alfonso Rojo, presidente de la Pimeef. Pero en locales como Citubo no aprovecharán esa posibilidad, según señala Ángeles Esteban, encargada de compras: «Daría más problemas abrir sólo una parte del negocio». El cierre afectará a medio centenar de sus trabajadores. Esteban se contenta con que, al menos, «se haya decidido después de Navidad».

En La Sirena hay 40 fijos discontinuos afectados. Según Daniel Ramón, consejero delegado, la decisión que se tome sobre ellos dependerá de si la restricción dura dos semanas o se alarga más. «Llega un momento en que el desánimo es más molesto que las consecuencias económicas», confiesa. No entiende la medida («dentro no hay aglomeraciones y todos llevan puesta la mascarilla») ni que no se les haya consultado: «Podrían haber reducido nuestro aforo al 20%», propone.

Rafael Tur deberá clausurar temporalmente sus dos gimnasios (Nirvana), lo cual afectará a ocho empleados. Confiaba en que, al empezar el año, la gente volviera a apuntarse: «Aún estamos devolviendo el tiempo que estuvimos cerrados en 2020». Y se pregunta: «¿Habrá ayudas a los autónomos o quieren que durmamos bajo un puente? Tenemos familias. Estamos desamparados».