Vecinos de Santa Gertrudis protestan por la contaminación acústica y atmosférica que genera la caldera de la piscina de la localidad. Aunque reconocen que, en los últimos meses el problema ha mejorado, el ruido y el humo siguen siendo una molestia importante para quienes viven cerca de las instalaciones. Esta misma semana se distribuyó un vídeo en el que queda registrado el momento en el que se enciende la caldera y el humo y el ruido que emite es, a todas luces, desmedido (ver vídeo en la web de Diario de Ibiza). Uno de los vecinos, a través de su abogado, Joan Cerdà, ha presentado una queja en el Ayuntamiento de Santa Eulària.

El Ayuntamiento dijo ayer que se ha insonorizado el cuarto de la caldera, se ha instalado un silenciador en las máquinas y se ha mejorado el material para la combustión (pellets), señalaron desde Santa Eulària.

Por su parte, el abogado dijo ayer que el problema del ruido no es una mera cuestión de decibelios, «sino también de emisión de frecuencias de ondas sónicas, es decir, el típico zumbido que se mete en la cabeza». El 30 de octubre, dijo el letrado, el Ayuntamiento llevó a cabo una sonometría y el resultado fueron 45 decibelios, es decir, «justo el límite» permitido.

En cuanto la biomasa que se usa como combustible, los pellets, dijo el abogado, se sospecha que «a veces no es la mejor». «Creemos que no proviene de bosques sino de aserraderos y fábricas de muebles, y lleva elementos químicos, residuos de la industria del mueble, como colas, etcétera», añadió el letrado.

«Santa Eulària ha ido con mucho retraso en sus respuestas a los vecinos, y por eso esta semana uno de ellos ha pedido al Ayuntamiento, de acuerdo con la normativa de transparencia, que facilite copia de una sonometría que encargaron [a una empresa, porque al parecer el Ayuntamiento no dispone de sonómetro propio], porque una cosa son los decibelios y otras las ondas sónicas, que también tienen sus límites», subrayó el abogado.