El pleno del Consell de Formentera de ayer, además de ser extraordinario, urgente y por videoconferencia, fue raro, muy raro. La presidenta, Alejandra Ferrer, ejerció desde el primer momento de árbitro y de autoridad. Siguió al pie de la letra el guion para que no se le fuera de las manos esta primera experiencia virtual.

Denegó la palabra al líder de la oposición, Lorenzo Córdoba, que la reclamó cuando le no tocaba, para devolvérsela al final de la sesión. Y éste se explayó sobre el tema de la aportación económica del PSOE y GxF a la ONG Formenterers Solidaris.

Ferrer también interpretó mal la salida del pleno de un conseller de Sa Unió, Oscar Portas, que se ausentó por obligaciones laborales (es profesor del IES Marc Ferrer). El resultado de la sesión virtual fue que la fría pantalla permitió más reproches que los que se hubieran producido en la cercanía física. Cosas de la distancia.

El portavoz de la oposición inició su intervención tajante e irónico y desde la lejanía de su ordenador, espetó: «Estamos contentos que después de 75 días sin plenos celebremos uno, pero poco nos ha durado la alegría con un pleno extraordinario urgente y convocado 24 horas antes». Córdoba hizo un silencio y exclamó: «¿Pero qué pasa aquí?...esto parece un mitin político premeditado». En ese momento, la imagen del canal de retransmisión del Consell se congeló y el líder de la oposición sufrió dificultades técnicas para hacerse oír.

La respuesta la recibió del conseller de Hacienda, Bartomeu Escandell, quién le recordó que todas las decisiones adoptadas en pleno habían sido previamente habladas y anunciadas en la junta de portavoces. Al final, la experiencia telemática de ayer, que se repetirá en un pleno ordinario el 29 de mayo, dejó mal sabor de boca tanto al equipo de gobierno como a la oposición. La tensión virtual se hizo patente en una experiencia inédita hasta ahora en la Administración insular.