Luces, cámara y acción. Así ha querido rendir homenaje Néstor Carda, mecánico de aviones y miembro de la Associació de Fotògrafs de Natura de les Illes Balears (Afonib), a las tortugas ibicencas que nacieron en verano y que evolucionan favorablemente, algunas en Palma y otras en Valencia, a la espera de ser devueltas al mar cuando cumplan alrededor de un año, según informó Víctor Colomar, veterinario del Consorci de Recuperació de la Fauna de les Illes Balears (Cofib), a este diario en declaraciones anteriores.

Una conferencia en Ibiza, dentro de las jornadas que cada año lleva a cabo Afonib en la isla, le dio la idea. Su charla, un recorrido por su proyecto fotográfico titulado 'Segundas oportunidades', que muestra el trabajo que hay detrás de la recuperación de la tortuga boba en la Fundación Palma Aquarium, la dirección. «Mi proyecto muestra el proceso desde que se encuentra a la tortuga herida hasta que se libera. Las intervenciones quirúrgicas, la alimentación, las curas, el fortalecimiento, el trabajo de los voluntarios...», comenta el autor. Tras casi dos años en las instalaciones del centro y con la llegada a finales de temporada de este pequeño ejército ibicenco, Carda pensó que los asistentes a la conferencia en Ibiza querrían conocer el estado de las tortugas ibicencas. «La idea era contar el proyecto de recuperación que se lleva en Palma. ¿Y qué mejor que llevar a la gente de Ibiza el seguimiento de las pequeñajas en el centro?», opina. Por ello, a pesar de que la ponencia se cancelara debido a la crisis del coronavirus, decidió publicar su vídeo en las redes sociales.

Una dieta envidiable

Una dieta envidiable

Merluza, langostino, puntilla de calamar, mejillón, gambas y espirulina es la dieta que reciben en el centro de recuperación las tortugas. «Las he visto crecer desde que llegaron. ¡Están grandotas!», exclama emocionado. Con un peso que ronda el medio kilo en cada espécimen, Bárbara Morrison, directora de conservación de la Fundación Palma Aquarium, considera que han tenido «mucha suerte», ya que ninguna «ha estado enferma» ni ha dejado de comer. «Todo ha ido sobre ruedas», asegura. Hace aproximadamente un mes que las tortugas, colocadas en cestas individuales dentro del tanque, nadan libremente entre sus semejantes tras la primera toma de alimento (hay dos tomas al día) . «Ponemos enriquecimiento ambiental. Plantas que simulan algas, un túnel que parece una entrada de una roca etc...No son sociales entre ellas, pero no se muerden ni se llevan mal. Les gusta mucho ponerse en la superficie de la cueva y normalmente lo hacen dos o tres juntas», explica Morrison. Tras la primera toma también es el momento de la limpieza del tanque. «Se limpian las cestas individuales, las filtraciones y el tanque entero, y se controla la temperatura para que todo vaya correctamente», destaca.

Una visita al mes

Una visita al mes

«Les coges un poco de cariño», confiesa Carda. «Me suelo acercar de vez en cuando a ver si puedo echar una mano. Vengo a verlas casi cada mes para ver cómo están y cuánto han crecido», relata el fotógrafo, que asegura estar deseando que vuelvan a ser lanzadas al mar para «que continúen viniendo a las islas a poner sus huevos».

Durante el transcurso de la grabación del vídeo, Carda pudo interactuar con ellas en diversas ocasiones y se sorprendió de su respuesta. «Tienen mucho carácter», asegura entre risas, mientras recuerda cómo una de ellas, cree que la «número dos o tres», intentaba morder la cámara cada vez la introducían en el agua. «Siempre están intentando ver qué cogen y qué enganchan para morder, pero esta venía siempre directa a pegarle un bocado a la cámara», explica. «Son animales muy entrañables», concluye.