Las obras del histórico Teatro Pereira van mucho más lento de lo esperado y el proceso se ha complicado inesperadamente. La licencia de obras concedida por el Ayuntamiento caducó hace un año y medio sin que se culminaran los trabajos en los plazos previstos, por lo que ahora la propiedad está tramitando la solicitud de un nuevo permiso que le permita concluir el proyecto. En todo caso, una vez que se conceda este permiso, se necesitarán dos años para finalizarlas, según el cálculo que hacen los propietarios, la familia Matutes. (Ver galería de imágenes)

En junio de 2018 la promotora presentó una nueva solicitud de licencia ante el Ayuntamiento de Ibiza y aún se desconoce cuándo la concederá. Por el momento, propietarios y técnicos municipales mantienen contactos continuos para perfilar los detalles de la construcción, un proceso ya de por sí complejo, dado que es un edificio declarado Bien de Interés Cultural (BIC) y cualquier intervención es examinada con lupa por el Ayuntamiento y el Consell.

Pese a que el proyecto que se está tramitando es casi el mismo que el primero y por ello no cabe esperar complicaciones, lo cierto es que deberá pasar por la comisión del Pepri de Dalt Vila y por la de Patrimonio del Consell, lo que no augura una gran rapidez en la concesión del permiso. Una vez otorgado, «se necesitarán dos inviernos para completar las obras, uno para terminar la parte estructural y otro para los acabados», señaló la propiedad, que recordó que durante el verano no se pueden efectuar obras por orden municipal.

El descubrimiento de dos yacimientos arqueológicos sucesivos en el solar, junto con otras complicaciones, han sido la causa del retraso de las obras, que comenzaron hace ahora diez años. Los trabajos, sin embargo, están notablemente adelantados, porque ya está hecha la cimentación de la parte central, la cubierta central y uno de los laterales (el que da a la calle Pere Sala), así como parte de la corona, entre otras cosas, «todo lo cual representa un porcentaje muy importante de la obra», destacó la familia propietaria. Falta aún configurar la parte frontal y el lateral de la calle Abel Matutes, que es el más retrasado.

Los promotores se muestran resignados ante esta sucesión de adversidades, pero al mismo tiempo se declaran «comprensivos» con la situación, «pues es un edificio histórico protegido».

Este año se cumplen 121 años desde que entró en funcionamiento el teatro (fue el primer lugar de Ibiza donde se proyectó una película de cine) y el objetivo de la propiedad es ver terminadas las obras e inaugurado el local cuando, dentro de cuatro años, se cumpla el 125 aniversario.

De momento, los vestigios arqueológicos encontrados en dos puntos diferentes obligarán a renunciar al escenario móvil inicialmente proyectado y se ha optado por uno más convencional, para adaptarse a la conservación de dichos yacimientos.