La Sala de lo Civil y lo Penal del Tribunal Superior de Justicia de Balears (TSJB) ha desestimado el recurso de apelación interpuesto por la defensa de Steven G.Z., que fue condenado por el asesinato del ibicenco Santiago Garrido, que tenía 23 años de edad cuando murió a consecuencia de un botellazo en la Nochebuena de 2017.

De esta forma, el presidente del TSJB, Antonio José Terrasa, ratifica íntegramente la sentencia dictada por el magistrado-presidente del Tribunal del Jurado, Diego Jesús Gómez-Reino el pasado 16 de abril, que condena a Steven G.Z. a 18 años por la muerte por asesinato del joven ibicenco (cuatro más de lo que solicitó el fiscal) y cuatro más por robo con violencia, la misma pena que pidió la Fiscalía, 22 años en total. Contra esta resolución de la Sala de lo Civil y lo Penal del TSJB cabe recurso de casación que, en su caso, tendrá que resolver el Tribunal Supremo.

La sentencia del presidente del TSJB también ratifica de forma íntegra el capítulo de las indemnizaciones, así como la orden de alejamiento impuesta al condenado por el magistrado-presidente del Tribunal del Jurado. Por tanto, Steven G.Z. deberá indemnizar a los padres de la víctima con 200.000 euros, a los hermanos con 60.000 euros y a la pareja del fallecido con otros 60.000 euros. Además, no podrá comunicarse ni acercarse a la familia de la víctima durante 32 años.

Un insulto

Un insulto

En la nueva sentencia, el TSJB recuerda los hechos ocurridos la Nochebuena de 2017, cuando el acusado y la víctima se cruzaron en el paseo de ses Figueretes y el primero se digirió al segundo diciéndole «carapolla», a lo que éste respondió «¿cómo que carapolla?», lo que propició que el condenado y uno de sus amigos comenzaran a empujar y golpear a la víctima, «que no pudo hacer nada por defenderse». Garrido recibió, de forma imprevista, un fuerte golpe en el lado izquierdo de la cabeza propinado con una botella de cristal de ron Brugal, «un golpe que debido a la fuerza brutal empleada, y por haber sido realizado a modo de gancho o arco, desde atrás hacia delante, hizo que [la víctima] se cayera al suelo y se golpease nuevamente la zona occipital de su cabeza».

«Transcurridos unos instantes, recuperado del aturdimiento, consiguió llegar a su domicilio alrededor de las 6 de la mañana, donde, tras limpiarse en el baño la sangre que tenía por la frente y un oído, se acostó en uno de los dormitorios», recuerda la sentencia. Garrido, poco tiempo después, falleció a consecuencia del golpe recibido en la cabeza.

Los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional emprendieron una investigación que les condujo hasta Steven G.Z.

La defensa

La defensa

La defensa argumentó tanto, en el juicio como el recurso presentado en el TSJB, que el acusado no golpeó a Garrido sino a otra persona. Sin embargo, los jueces sentencian que «las imágenes tomadas la noche de los hechos por las cámaras de los hoteles situados en la dirección seguida por la víctima hacia su casa revelaron que la persona que necesariamente se topa con los acusados no pudo ser otra que él mismo».

Durante el juicio, que se celebró por la Ley del Jurado el pasado mes de abril, el acusado se mostró desafiante al final de la sesión e incluso se encaró a los miembros del jurado: «¡Quieren buscar al culpable, búsquenlo bien, payasos!». También se quejó cuando era conducido al furgón policial: «Siempre la pagan conmigo».