El magistrado-presidente del Tribunal del Jurado ha condenado a 22 años de cárcel a Steven G.Z. por el asesinato de Santiago Garrido el día de Navidad de 2017.

El pasado día 5 un tribunal popular declaró culpable de asesinato a Steven G.Z., que ha recibido una condena de 18 años por la muerte del joven ibicenco (cuatro más de lo que solicitó el fiscal para el autor del botellazo) y cuatro más por robo con violencia, la misma pena que pidió la Fiscalía.

Según la resolución, el condenado deberá indemnizar a los padres de la víctima con 200.000 euros, a los hermanos con 60.000 euros y a la pareja del fallecido con 60.000 euros. Además, no podrá comunicarse y acercarse a la familia de la víctima durante 32 años, según ha informado hoy el Tribunal Superior de Justicia de Balears (Tsjib).

Por otra parte, el magistrado condena al otro acusado, C.G.P., como autor de un delito leve de maltrato a la pena de dos meses multa, a razón de 10 euros al día. No obstante, el juez aprecia que esta pena ya debe considerarse cumplida por el tiempo que ha pasado en prisión preventiva (ingresó en la cárcel de Ibiza el 27 de marzo de 2018). Por tanto, el magistrado absuelve a C.G.P. del delito de asesinato y robo con violencia y uso de instrumento peligroso de los que venía siendo acusado. De hecho, el jurado consideró que solo estuvo de acuerdo con Steven G.Z. en pelearse con Garrido, "pero no en causarle la muerte, tratándose esta acción de un exceso imprevisible en el contexto del desarrollo de la agresión y que tampoco tuvo intención de robarle ni se aprovechó de ello".

Cabe recordar que el pasado 5 de abril el Tribunal del Jurado emitió su veredicto de culpabilidad de asesinato y robo con violencia contra S.G.Z. y dictaminó que el otro acusado C.G.P. era únicamente autor de un delito leve de lesiones.

La sentencia no es firme cabe recurso de apelación ante la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de les Illes Balears.

Los hechos

Según las investigaciones de los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) de la Policía Nacional de la comisaría de Ibiza, el sentenciado forma parte de un grupo de jóvenes de origen latinoamericano que se autodenominaban 'Los Guasones'.

Se les acusó de participar en el crimen de Garrido, consecuencia del robo con violencia de un teléfono móvil cuando el joven atravesaba el paseo de ses Figueretes en dirección a su casa.

El fallecido, nacido en Ibiza en 1994, llegó a su domicilio el día 25 de diciembre con heridas en la cara y en las manos. Cuando su familia fue a despertarle para la comida del día de Navidad, no tenía constantes vitales. Comenzó la investigación.

Los forenses detectaron lesiones que no tenían apariencia de ser fortuitas, entre ellas un golpe en la cabeza que, según las investigaciones realizadas en el Instituto de Medicina Legal de Ibiza, se llevó a cabo con una botella.

Según la investigación, Garrido se cruzó en ses Figueretes con cuatro de los miembros de 'Los Guasones', dos chicos y dos chicas -ellas menores-.

Según la acusación, le asaltaron para robarle el móvil. Según la Fiscalía, Steven G.Z. le dio un golpe a Garrido en la cabeza con una botella. El joven se fue a su casa y por la mañana ya había fallecido. En los fundamentos jurídicos de la sentencia se recoge que "ninguna de las partes cuestionó que el golpe que Steven G.Z. propició al joven ibicenco con la botella y que impactó contra su cabeza fue el causante de las lesiones cerebrales que tuvo, ni tampoco que provocó su muerte horas más tarde y después de haber llegado a su casa herido, con sangre en la frente y en la nariz y oído".

Rastreo del teléfono robado

La UDEV emprendió una investigación que condujo a los agentes hasta los sospechosos, a los que sometieron a vigilancia. Rastrearon el teléfono robado a la víctima.

La persona que llevaba el smartphone de Garrido lo apagó en la zona de Ca n'Escandell nueve minutos después de la agresión, y no volvió a ser encendido hasta un mes y medio después. Se puso en marcha en Barcelona, por lo que los agentes de la UDEV pidieron al Grupo II de Crimen Organizado de la Brigada provincial de policía judicial de capital catalana que buscara a la persona que lo tenía. Una vez localizada, proporcionó a los investigadores datos que permitieron relacionar el teléfono con un residente en la isla que se dedica a las reparaciones de dispositivos móviles.

Tras dar con esta persona en Vila, la policía situó el origen del móvil en un grupo de jóvenes que se dedican a robos de dispositivos electrónicos, según la Policía Nacional.

Gracias a esta información, los agentes pudieron comprobar que los datos aportados por la persona que envió el teléfono a Barcelona coincidían con los que se tenían de la organización juvenil que estaba vigilada en la isla, por lo que detuvieron a tres de los componentes del grupo.