Los propietarios del antiguo polvorín de Santa Gertrudis quieren reconvertir la finca en un alojamiento turístico con capacidad para 32 plazas e instalaciones como sala de conferencias y reuniones y varios gimnasios. El estudio de impacto ambiental del proyecto básico de la reforma del complejo militar, promovida por Ideas de Ibiza SL, vinculada al promotor cultural y empresario Lio Malca, tramita su evaluación simplificada ante la Comisión Balear de Medio Ambiente.

En el estudio no se mencionan las cifras que está previsto invertir, aunque sí se detallan los trabajos en una finca de más de 62.000 metros cuadrados, 25.000 de ellos clasificados como suelo rústico forestal, aunque la imagen por satélite muestra que el pinar cubre casi todo el terreno.

«No se contempla la ejecución de nuevas edificaciones ni ampliación de las 11 construcciones existentes», según se subraya en el informe. Al contrario, en la evaluación de impacto se argumenta que se mantienen «los volúmenes existentes sobre rasante, rehabilitándolos y adaptándolos a su nuevo uso» por lo que sus autores concluyen que «la legalidad de tales edificaciones resulta incuestionable».

Ello a pesar de que en el informe también se alude a una nueva piscina de 185 metros cuadrados de lámina de agua y al acondicionamiento de su entorno, junto a una torre de molino «ocupando 442 m2». Tampoco se evalúa su posible impacto hidrológico, en una finca colindante con el río.

El estudio de impacto ambiental detalla que actualmente hay edificados 1.859 m2, con una superficie útil de 1.617 metros cuadrados tras la reforma, 1.566 metros cuadrados para la atención a los clientes (860 m2 de alojamiento) y el resto para instalaciones de servicio.

La casa solariega

La vivienda de suboficiales, el primer piso de los talleres y el antiguo hogar del soldado se quieren reformar como habitaciones, igual que la casa solariega situada en los terrenos, que se quiere transformar en un «apartamento completo y adaptado a minusválidos ( sic)». En total, tras la rehabilitación prevista el recinto podrá alojar a 32 personas en 16 habitaciones dobles, que dispondrán de variedad de servicios diseminados por el complejo.

Por ejemplo, contará con dos gimnasios con un aforo de 74 personas en total. Además de la planta baja del edificio de talleres, que albergará la recepción del complejo y una sala de conferencias con capacidad para 135 personas. El cuerpo de guardia y una de las casetas de vigilancia albergarán los vestuarios y el edificio de la cocina se reconvertirá en lavandería.

Restaurante subterráneo

Restaurante subterráneo

Debido a su «singularidad», el silo con tres dependencias situado bajo el monte, denominado «polvorín pequeño» en el proyecto, se reconvertirá en un restaurante con capacidad para 58 comensales.

Los promotores calculan que la plantilla necesaria para atender la actividad prevista en el recinto es de 10 personas «contando personal de limpieza, recepción y administración». En el estudio de impacto se considera que la afección a la zona «será baja o mínima» y evalúa su impacto paisajístico como «nulo». Se señala, además, que actualmente la finca se halla «en estado de abandono» por falta de uso y las edificaciones están «en zona de riesgo de incendio».

Por ello, el informe concluye que la puesta en marcha de la actividad supone «un refuerzo positivo para la zona», porque se limpiará y mejorará el cuidado de la vegetación. Incluso se beneficiará a las fincas colindantes, «si en un futuro decidieran unirse al sistema», y a los efectivos de la lucha antiincendios.