Lucía Ortin Boetti viajará el 12 de abril al campamento de refugiados de Ritsona, a dos horas de Atenas, para ayudar in situ a las 1.000 personas de origen kurdo, sirio, irakí y afgano que se refugian allí, de los que cerca de 200 son niños, 50 de ellos menores de dos años, y donde además hay 23 mujeres a punto de dar a luz.

Es la primera vez que esta artista se embarca en un proyecto así. «Me salió del corazón. Llevaba muchos meses cambiando de canal cada vez que veía estas imágenes en la televisión porque era algo durísimo para mí, algo que no podía afrontar», admite con absoluta sinceridad. Pero un día todo cambió. «Pensé que las protagonistas de esas imágenes podíamos ser yo y mi hija y me puse en la piel de esas personas que están viendo cómo cambiamos de canal ante su realidad. Sentí el horror de pensar que era yo esa persona que el mundo no quería ver, la que estaba al otro lado cuando se cambia de canal», relata. Y entonces lo decidió. Se iba a Grecia.

Lo primero que hizo fue contactar con voluntarios que están trabajando en el terreno. «Gente que hasta hace pocos días eran anónimos superhéroes y ahora son mis amigos», explica. «Me aconsejaron que, si de verdad quería ayudar y vivirlo, me comprase un billete», añade. Y eso hizo con su amiga Ana Montero, que se ha decidido a acompañarla al campamento de Ritsona.

Han pagado de su bolsillo el billete más barato que encontraron hasta Atenas y el alquiler de un apartamento que compartirán con otros voluntarios. Pero, desde el momento en el que han hecho pública su intención de ayudar a los refugiados, las muestras de apoyo y solidaridad no han cesado. «En el colegio de mi hija nos han dado material escolar y hay amigos y familiares que han aportado dinero o han comprado las camisetas que hemos hecho», relata la artista, también conocida como Luchy.

Van a publicar sus actividades diarias y las compras que hacen para el campo de refugiados en su blog ´Un campo llamado Ritsona´ y en su Facebook ´Luchy Live´. Así, en lugar de enviar material o ropa que no saben si necesitarán han preferido recolectar dinero y comprar allí lo que vean que realmente se precisa «para ayudar además al comercio local». En cualquier oficina de Correos se puede donar una cantidad en la tarjeta prepago recargable 200001663676 y también hay un número de cuenta de La Caixa ES75 2100 0213 4301 0256 6977 para hacer ingresos con el concepto Ayuda Campo Ritsona.

«Nos cuentan que en Idomeni ha llegado tal cantidad de ropa que se acumula y la usan para quemarla y calentarse, lo que está provocando problemas respiratorios por inhalar los humos tóxicos. Parece que Europa está limpiando su conciencia limpiando sus armarios», lamenta la voluntaria.

¿Por qué Ritsona? «Este campo nació prácticamente el mismo día que decidimos marchar para allá. Es un campo oficial que nace después del tratado con Turquía y al que, en principio, se está desviando a la gente, dándoles la posibilidad de pedir el asilo y esperar seis meses a una respuesta. Nos pareció interesante porque el proyecto partía de voluntarios locales griegos que decidieron tomar las riendas para trabajar en una integración real de los refugiados», apunta.

Educadoras sociales de formación, pero más vinculadas profesionalmente al arte y a las actividades lúdicas para niños, Lucía Ortin y Ana Montero quieren centrarse en hacer la vida más llevadera a los más pequeños de Ritsona, por eso han cargado las maletas de globos, pinturas, flautas y material escolar. «Pero haremos lo que sea necesario», matiza Lucía Ortin.

«Sabemos que es un campo que se ha habilitado en un pinar, con gravilla en el suelo, con 180 tiendas en las que no hay agua corriente ni electricidad ni baños, salvo unos de tipo móvil. Me impactó mucho la idea de esas 23 mujeres que están a punto de parir en la gravilla de ese campo», explica la voluntaria. Les han recomendado no prolongar la estancia más de dos semanas «porque el desgaste físico y emocional es muy alto. Es mejor dar el 100% que quedarse más tiempo», concluye.