Hasta en tres ocasiones se despidió Javi Box. «Ésta es la última». Pero no. «Ahora sí que de verdad es la última», aseguraba en referencia al `Love me do´ de los Beatles. Pero tampoco. Los «ooooooh» del mar de pelucas y el hecho de que prácticamente nadie se marchara consiguieron que todavía diera una oportunidad a Stevie Wonder y su `Superstition´. Incluso después tuvo que subir dos veces más pero esta vez para poner algo más tranquilo que animara a la gente a volver a casa. Todos echaban de menos la hora desaparecida que les hubiera permitido continuar bailando. Y es que el final llegaba justo para cortar uno de los momentos más animados de la noche. Jackson Five, Nancy Sinatra y sus botas, el `Aquarius´ de The Fifth Dimension, `Black is black´, Los Bravos y su motocicleta, el `Respect´ de Aretha Franklin...

Todo había empezado bastantes horas antes, cuando Sant Josep comenzó a llenarse de pelos afro, lacias melenas adornadas con flores y estampados hipnóticos que destacaban entre las muchas personas vestidas de principios del siglo XXI. Vaya, con lo mismo con lo que van al súper o al trabajo. Además de los habituales, algunos turistas. Antonio, de Sevilla, y sus cinco amigos en despedida de soltero habían comprado esa misma mañana las pelucas y las camisas de gigantescos cuellos que lucían. «Habíamos estado en el Flower de alguna discoteca, pero esto es mucho mejor. Al aire libre y sin pseudohippies de diseño», añadía. Otros, en cambio, no estaban tan animados. «¿Pero cuándo ponen reggaeton?», gritaba alguien a quien nadie le había explicado que estaba en una fiesta de música de los 60 y 70. ¿Quién es capaz de pensar en el reggaeton mientras suena `Light my fire´? Es algo a lo que no se encuentra respuesta ni en la interminable cola para el baño de chicas (el de ellos en los años Flower estaba igual que ahora: vacío pero miras al suelo y prefieres aguantar la cola). Tampoco es tan malo. Entre «me gusta tu peluca», «que vestido más mono, ¿de dónde lo has sacado» y algún ejemplar masculino que pretende sacar partido recordando lo del amor libre de aquellos años la espera es también una fiesta. Si hasta se te escapa una lagrimilla cuando tus compañeras de cola desaparecen entre el gentío acompañadas del `Green onions´ de Booker T. & The MG´s.

Durante más de ocho horas, perdón, siete que entre las dos y las tres desaparecieron 60 minutos y no a causa de alguna sustancia alucinógena, sino por arte del calendario, más de mil personas bailaron sin parar la música de los pinchadiscos (dj Pato y Javi Box) y la que Bluesmafia y Can Raia Rock Band tocaban en directo en el escenario de Es Racó Verd. A las cuatro de la madrugada (hora nueva) hacerse un hueco en la plaza de la iglesia era imposible. A partir de ese momento empezó a despejarse. Los bares comenzaron a cerrar y algunos de los que llevaban toda la noche bailando aprovecharon para comerse el último bocadillo calentito. Pero todavía quedaban unas horas de revival que se hicieron demasiado cortas para algunos.