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El bloque quirúrgico del Hospital Can Misses se despierta a las siete y media de la mañana, cuando llega Sonia García, auxiliar que comienza a preparar la actividad programada del día. Desde ese momento y hasta que entran los primeros pacientes en quirófano el ritmo de trabajo es frenético y meticuloso: recibir a los pacientes, ponerles las vías, anestesiarlos, colocar el instrumental en la sala de operaciones...
MARTA TORRES
El bloque quirúrgico del Hospital Can Misses se despierta a las siete y media de la mañana, cuando llega Sonia García, auxiliar que comienza a preparar la actividad programada del día. Desde ese momento y hasta que entran los primeros pacientes en quirófano el ritmo de trabajo es frenético y meticuloso: recibir a los pacientes, ponerles las vías, anestesiarlos, colocar el instrumental en la sala de operaciones...
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