El proyecto de Martí Juan evoluciona después de haber tratado durante tres años sus terrenos de forma ecológica para hacer la correspondiente transición. Ahora espera que este año le otorguen el sello que distinguirá sus productos como ecológicos. Explica que el distintivo garantiza que en la producción «no hemos usado productos químicos ni herbicidas», asegurando que todo el abono es orgánico: «Llevo tres años en reconversión y a ver si este año me lo dan». Respecto al agua, señala que no está muy convencido de la calidad de la de la balsa de riego: «Para producción hortícola me quedo con mi agua», matiza. Sobre su futuro espera mantenerse en la misma situación ya que de momento el trabajo «me da para vivir y estoy contento, además de mi padre que me ayuda hay dos chicos que trabajan». Añade que está convencido de que este tipo de productos tendrá cada vez más demanda.