Los robos parecen no cesar en Formentera y se están encadenando, de forma muy preocupante, en las últimas semanas. Solo este fin de semana han forzado las puertas de dos casas diseminadas: una en Porto-Salè, otra detrás del campo de fútbol y lo intentaron en una tercera, situada en esta misma zona pero cerca del camí vell de la Mola. Además, el pasado viernes por la noche también forzaron los candados de dos casetas del mercadillo de Nadal, llevándose unos mil euros de una de ellas, 38 euros y algunas botellas de la segunda.

Siguiendo la sucesión cronológica, ese día entraron en una casa vacacional vacía de la zona de Porto-Salè, de donde se llevaron barritas de cereales y algún producto lácteo de una marca muy concreta. En este caso el propietario interpuso la denuncia el sábado por la mañana cuando regresó a la isla, tras pasar un día fuera.

El pasado domingo se sucedieron en poco margen de tiempo, entre las 20 y las 20.30 horas, dos avisos de robo en dos casas situadas en la misma zona, cami vell de la Mola-campo de fútbol, y a escasos 500 metros de distancia la una de la otra. Primero avisó el nieto de la propietaria de la casa de detrás del campo de fútbol. Su abuela se encontraba en el Club de Jubilados de Sant Francesc como acostumbra todos los domingos. Según su relato, este familiar entró por la puerta de la cocina y se dio cuenta de que había corriente, percatándose entonces de que la puerta principal había sido forzada con una pata de cabra. En el interior de la vivienda todas las habitaciones, el comedor y la cocina aparecieron desordenadas con cajones y armarios abiertos, y ropa y demás enseres por el suelo. La sensación de este familiar es que su llegada coincidió con la salida del ladrón, que optó por huir saltando por la puerta que da a un campo de cultivo que debió cruzar. En su carrera perdió una bolsa con un cargador de móvil.

Con gente dentro

Pero los que realmente se asustaron y pasaron miedo fue el matrimonio de una casa cercana cuando estando dentro intentaron forzar la contrapuerta de su domicilio. Esta vecina se encontraba en casa leyendo tranquilamente, mientras que su marido dormitaba. Debido a que han oído que hay muchos robos, desde hace unos días, cierran las contrapuertas exteriores con llave. Además dejan las luces encendidas y los coches aparcados a la vista.

Pero de repente la propietaria escuchó un ruido extraño en la puerta «como unos golpes», explicó. Se levantó, fue hacia la puerta principal y en ese momento abrió la puerta cristalera y se encontró de frente al ladrón con la pata de cabra en la mano. Este reaccionó dando un grito para salir corriendo hacia un bosque cercano. Según la descripción se trata de un hombre de entre 1,75 y 1,80 metros de alto y de complexión delgada. No pudo dar más detalles, ya que iba vestido completamente de negro y con un pasamontañas.

Todos estos robos e intentos han sido denunciados ante la Guardia Civil aunque, de momento, no hay resultados sobre la autoría de estos hechos delictivos.

Relojes de oro

Pero esta serie de robos viene desde mediados de noviembre, aunque el detonante de la sensación de inseguridad e inquietud que viven los vecinos de la isla estalló cuando se hizo público el robo e incendio de una casa en la zona de Cala en Baster, el pasado 29 de noviembre, aprovechando la ausencia de sus propietarios que estaban en una cafetería viendo el partido de Copa del Rey del Athetic contra el Formentera.

Es el caso de por lo menos un vecino con domicilio cerca de Sant Francesc, por el camí baix de Porto-Salè: «El 28 de noviembre, me robaron, entraron por una ventana, lo revolvieron todo y se llevaron unos 1.200 euros y tres relojes de oro por valor de 60.000 euros, eran de mi abuelo y mi padre, por lo que el valor sentimental es incalculable», relató.

Los vecinos están preocupación y sus comentarios solo giran en torno a estos sucesos. Mañana a las 20 horas se ha convocado una concentración, por redes sociales, en la plaza de la Constitució de Sant Francesc, bajo el lema: «Prou robatoris, prou incendis».