Datos de Caixabank Research

Anatomía de una salida diferente de la crisis: la desigualdad salarial cerró 2023 en mínimos

Los datos de evolución en tiempo real de Caixabank Research revelan que los trabajadores con salarios más bajos están siendo los beneficiados del actual ciclo económico

Un camarero preparando un café en un bar.

Un camarero preparando un café en un bar.

Gabriel Ubieto

De la misma manera que las causas de la crisis del ladrillo y la del coronavirus son totalmente distintas, la manera en la que la economía española y sus trabajadores han salido de las mismas son también polos opuestos. Si del terremoto iniciado en las oficinas de Goldman Sachs los asalariados españoles salieron con una mayor desigualdad, sufriendo más quienes menos tenían; del ciclo económico iniciado tras la pandemia venida de Wuhan se están beneficiando en mayor medida los empleados con sueldos más bajos

Así lo constatan los datos del observatorio de Caixabank Research, que actualizan en tiempo real a través de las nóminas de sus clientes cómo evolucionan los salarios y su distribución. A cierre del 2023, la desigualdad salarial, medida como las diferencias entre las nóminas que más ingresan y las que menos, cerró el ejercicio en número negativos. Concretamente, la desigualdad salarial había disminuido un 1,3% durante el último año. Situándose así, según analiza para El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, el economista senior de Caixabank Research Josep Mestres, en niveles por debajo de los existentes antes de estallar el covid.

Los datos de Caixabank confirman mes a mes la dirección hacia la que apuntan otros indicadores, como el que anualmente actualiza el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su Encuesta de Población Activa. Según la misma, los sueldos de los dos deciles inferiores, es decir, el 20% que menos ingresa, ha aumentado desde 2019 casi tres veces más que los salarios de los dos deciles más altos, es decir, el 20% que más gana. “No es que los mejores pagados ganen menos, sino que los peor pagados ganan más”, señala Mestres.

Una realidad diametralmente distinta a la vivida durante la recuperación de la crisis financiera e inmobiliaria, iniciada en 2008. ¿Por qué esta vez ha sido distinto? Aquí el economista de Caixabank cita dos elementos como determinantes: los ertes y el fuerte e intenso crecimiento económico experimentado tras los confinamientos

Por un lado, las ayudas públicas habilitadas para costear los ertes minimizaron la destrucción de empleo, que en la anterior crisis se cebó con las capas más precarizadas del mercado de trabajo y a las que más les cuesta volver a encontrar trabajo. Según señala Mestres, al no perder ese empleo, luego la posibilidad de lograr incrementos salariales es mayor ya que no se vuelve a empezar en otro trabajo. 

Y, por el otro, el actual ciclo expansivo del empleo, que cerró 2023 con 1,4 millones más de afiliados a la Seguridad Social que en 2019, está beneficiando en mayor medida a los asalariados con menores remuneraciones. Un progreso más repartido y del que participan, según ese ‘tracking’ en tiempo real de la entidad bancaria, de igual modo nativos como trabajadores venidos del extranjero. Otra diferencia, según señala el economista senior, respecto a la anterior crisis, cuando la población nacida fuera de España tardó mucho más tiempo en volver a notar en su bolsillo el crecimiento de la economía.

Intensa subida del SMI

A ese diagnóstico otros actores le suman ingredientes adicionales para explicar el actual momento de avance de la paridad en materia salarial. El Gobierno y los sindicatos defienden una tesis triple. Por un lado,el efecto composición del empleo. Es decir, el empleo que se crea es mejor (y se paga mejor) del que se creaba antes, lo que coincide con los aumentos de la recaudación de la Seguridad Social, por encima de los ritmos a los que crece el empleo. 

Añaden los efectos de la reforma laboral, que ha reducido la temporalidad a casi la mitad en el sector privado y ello ha tenido efectos derivados como los que detectó el Banco de España: los trabajadores cuando pasan a ser indefinidos, gastan más y ello redunda en un beneficio de la economía doméstica. Y a esas dos patas se suma una tecera, las sustanciosas subidas del salario mínimo interprofesional (SMI), que el Gobierno ha elevado desde 2019 más del 50%. 

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