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Almussafes, el último golpe a la electrificación de Ford

El bajo ritmo de ventas de los eléctricos ha provocado recortes en las inversiones previstas de la firma en megaplantas de baterías en Estados Unidos

Producción de vehículos en Ford Almussafes, en una imagen de archivo.

Producción de vehículos en Ford Almussafes, en una imagen de archivo. / MIGUEL ÁNGEL MONTESINOS

Juanma Vázquez | @JChinovazquez

El retraso de la electrificación de Ford Almussafes ha encendido todas las alarmas en los últimos días. Esta inversión como garantía de un futuro –a pesar de que la firma sigue defendiendo que esta entra en sus planes y para ello ha pedido las ayudas del segundo Perte del Vehículo Eléctrico y Conectado (VEC)– se ha desdibujado a ojos de muchos trabajadores de la planta valenciana, cuya preocupación vuelve a ser máxima. Sin embargo, la realidad es que este golpe en la industria valenciana no ha sido el primero. Más bien el último de una cadena de duras decisiones de la empresa por todo el mundo tomadas en las últimas semanas a causa del lento despegue que está teniendo el coche eléctrico.

Sin ir más lejos, esos reveses se han venido dando, incluso, en el corazón de la firma que fundara Henry Ford hace más de un siglo. La semana pasada, no en vano, la multinacional decidía realizar un drástico recorte en la capacidad productiva de la que se va a convertir en su primera fábrica de producción de baterías de litio-ferrofosfato (LFT), en el estado de Michigan (Estados Unidos). En concreto, la marca decidía rebajar de 3.200 millones de euros a algo más de 1.820 millones la inversión destinada a esta planta productiva de celdas. Con ello, los 35 gigavatios hora inicialmente previstos se veían rebajados a 20 GWh, un tercio, por ejemplo, de la capacidad final que tiene en mente Volkswagen para la gigafactoría de Sagunt. La explicación tras ello, de nuevo, la baja penetración del coche eléctrico en la actualidad.

No ha sido, eso sí, una decisión única dentro del país norteamericano. Porque ya en octubre la firma avanzó que tenía la intención de recortar –o, como mínimo, retrasar– los casi 11.000 millones de euros que tenía presupuestados para su división eléctrica. Junto a este mensaje, otro golpe. Una segunda planta de fabricación de baterías, la que tenía intención de instalar en el Estado de Kentucky, quedaba también aplazada.

Factoría Ford en Almussafes.

Factoría Ford en Almussafes. / PERALES IBORRA

Pero Ford no solo ha movido sus fichas en Estados Unidos por el menor ritmo de ventas en los eléctricos. Como adelantaba Levante-EMV este mismo lunes, la compañía también se ha quedado sin su propia gigafactoría de baterías en Turquía después de cancelarse debido a esa falta de compras eléctricas la construcción que la marca del óvalo, la coreana LG y la turca Koç habían anunciado en febrero, una infraestructura que en principio iba a tener una capacidad de producción de 25 GWh para luego poder llegar a alcanzar los 45 GWh.

El recorte al Mustang Mach-e

Aunque más allá de la situación de las factorías de baterías de la multinacional tanto en Europa como en América, otras decisiones restrictivas en torno a la electrificación también se han ido viendo en las últimas semanas. Una de ellas ha implicado al Mustang Mach-e, el primer SUV deportivo 100 % eléctrico de la compañía que se produce en México. Este, cuya futura evolución se había especulado antes del retraso como uno de los principales candidatos a llegar a Almussafes con la inversión eléctrica, había vivido un auge de fabricación a comienzos del año. No obstante, en este difícil contexto de ventas, Ford decidió echar marcha atrás a esa decisión y rebajar su fabricación.

En paralelo, en la espina dorsal del negocio de la firma en Europa como es la planta alemana de Colonia, el esperado Explorer eléctrico no ha visto aún su lanzamiento, que se ha visto retrasado a priori hasta el verano de 2024. La última muestra, a fin de cuentas, de una electrificación de Ford llena últimamente de golpes y retrasos.

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