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Horno alto de Arcelor en Gijón.EP

Transición energética

El Gobierno acelera la descarbonización

La actualización del Plan de Energía hasta 2030 eleva la recorte de CO2 del 23 al 32%

El objetivo de hidrógeno se triplica y el carbón para generar electricidad muere en 2025

El Gobierno de Pedro Sánchez pisa el acelerador de la descarbonización, lo que tendrá importantes efectos en Asturias, la región con mayores emisiones de CO2 por habitante por su gran industria. El Ministerio para la Transición Ecológica ha remitido a la Comisión Europea el borrador de la primera actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030 (PNIEC), en la que se elevan los objetivos tanto de recorte de emisiones, que pasan desde el 23% hasta el 32% en 2030 respecto a 1990, como de despliegue de renovables. Así, por ejemplo, casi se triplican los objetivos de instalación de electrolizadores para generar hidrógeno verde, hasta 11 gigavatios (GW), y se estima que las centrales térmicas de carbón dejarán de aportar energía al sistema en 2025, fecha que coincide con los planes de EDP para abandonar el uso del mineral en sus centrales en Asturias.

A las puertas de las elecciones generales, y con el PP planteando una prolongación de la vida de las centrales nucleares, el Gobierno ha remitido a Bruselas la revisión del PNIEC. Lo cierto es que no había otra opción, puesto que el plazo de presentación vencía el próximo día 30. El borrador también estará en información pública hasta el próximo 4 de septiembre y le corresponderá al próximo Gobierno su aprobación definitiva.

El recorte de emisiones

La propuesta de revisión del documento aprobado en 2020 incrementa la ambición para alcanzar la neutralidad en emisiones de carbono antes de 2050. Así, la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero se incrementa en más de un tercio y aumenta desde el 23% hasta el 32% en 2030. Los sectores de la economía que, en cifras absolutas, reducen más emisiones son la generación eléctrica (33 millones de toneladas equivalentes de CO2), por la penetración de las renovables; el transporte (32 millones), por la apuesta por el ferrocarril, el despliegue del coche eléctrico y el uso de biocombustibles avanzados; la industria (18 millones) por el endurecimiento del comercio de derechos de emisión y los proyectos empresariales de descarbonización apoyados por fondos públicos; y el sector residencial, comercial e institucional (12 millones), por los planes de eficiencia energética y autoconsumo. A Asturias le afecta, con más intensidad, los recortes de emisiones en el sector de producción energética –porque aún tienen importante peso las centrales térmicas de carbón– y los centrados en la industria, porque en la región hay una alta concentración de industria pesada intensiva en emisiones y empleo.

El fin del carbón

El documento señala que, teniendo en cuenta los precios futuros de las emisiones de CO2 y los del gas, "las centrales de carbón se estima que cesarán de aportar energía al sistema desde el año 2025". Y añade que para acompañar esos cierres se ha firmado un acuerdo con las empresas propietarias de las centrales y los sindicatos para poner en marcha medidas de apoyo a los trabajadores y promover inversiones alternativas en las zonas afectadas.

El nuevo mix energético

El Gobierno redobla su apuesta verde en la hoja de ruta de energía y clima de cara a 2030 y prevé que el 81% de la generación eléctrica venga de energías renovables, frente el 74% previsto anteriormente. Así, se prevé la instalación de 105 GW de renovables nuevas en la década (59 GW en el PNIEC anterior). Esto supone que en 2030 habrá 76 GW (37 GW más) de potencia instalada correspondiente a plantas fotovoltaicas, lo que incluye el crecimiento de 19GW del autoconsumo, y 62 GW (12 GW más) de eólica, de los que 3 GW serán de eólica marina, con zonas delimitadas en el litoral asturiano. Este despliegue de renovables vendrá acompañado de almacenamiento energético –aumenta capacidad a 22 GW en 2030– y de gestión de la demanda, de un mantenimiento del parque de centrales de ciclo combinado de gas y del mismo escenario nuclear del anterior PNIEC con su calendario de cierres.

La regasificadora de Gijón

En el documento, dentro de las medidas de integración del mercado gasista, se cita la puesta en marcha de la planta de regasificación de El Musel y se afirma que dicha planta "servirá para la realización de servicios logísticos que contribuirán a la solidaridad energética europea a la vez que otorgará flexibilidad adicional al sistema gasista español".

El hidrógeno verde

También se refuerza la penetración del vehículo eléctrico hasta 5,5 millones de coches de este tipo circulando al final de la década, un 10% más de lo previsto en 2019. La rehabilitación de vivienda asciende a 1,38 millones de unidades, frente a 1,2 millones del anterior plan y se establecen nuevos objetivos como consumir el 73% de energía renovable en los edificios o alcanzar el 11 GW de electrolizadores para producir hidrógeno verde. En este último caso casi se triplica el objetivo, ya que en el anterior plan era de 4 GW de electrólisis. Grandes industrias radiadas en Asturias, como las de ArcelorMittal, Fertiberia o DuPont, tienen en marcha planes para consumir hidrógeno, y EDP y las alianzas formadas por Enagás y Naturgy, por un lado, y Hunosa, Nortegás y Duro Felguera, por otro, para producirlo en la región.

La inversión

Para alcanzar los objetivos de descarbonización, el plan incluye 107 medidas, 46 más que la redacción inicial. Estima la creación de 500.000 empleos y la movilización de una inversión de 294.000 millones, de los que un 85% será privada y un 15% será pública (un 11% de fondos europeos). El Gobiermo de Sánchez pide a las empresas, principalmente a las eléctricas, una inversión de 57.000 millones más de los previsto en el anterior plan.

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