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Coses nostres

El misterio de las bolitas de plástico en Ibiza

Las costas de Ibiza están plagadas, inexplicablemente, de millones de pellets, la materia prima con la que deben fabricarse los utensilios de plástico

Rueditas procedentes de alguna planta depuradora recogidas en Cala Tarida. CAT

Las costas de Ibiza y Formentera –como las costas de medio mundo– están plagadas de pequeñas bolitas de plástico, esferas achatadas, todas del mismo tamaño, habitualmente pálidas o amarillas, a veces en tonos más oscuros. Es habitual pensar que son los restos de objetos que ya se han descompuesto, que el mar ha desgastado hasta reducir a pequeños fragmentos, pero esa hipótesis no explicaría por qué tienen todas similar tamaño.

Si la proliferación del plástico –de todas las formas, dimensiones y colores– en las playas y en los fondos marinos de las islas ya es una realidad desalentadora, la respuesta al misterio de los millones de bolitas de plástico es mucho más desmoralizador; las esferas no son restos desgastados de ningún objeto, sino la materia prima con la que se deben fabricar esos utensilios. Es plástico que aún no ha llegado a tener utilidad alguna.

Es más, según explica el biólogo del CSIC Fernando Valladares, muchas de estas bolitas –conocidas como pellets– son el producto final de las empresas que reciclan plástico y que distribuyen a la industria que fabrica productos con plástico reciclado, así que podríamos preguntarnos cuántas veces las organizaciones que recogen basura en las playas recolectan el mismo plástico. Una y otra vez.

Una vez que se toma conciencia de qué son estas bolitas, el misterio resuelto aún suscita otras preguntas: ¿de dónde proceden los millones de pellets que pueden encontrarse, por ejemplo, en las playas pitiusas, en es Cavallet, en Cala Tarida o en toda la bahía de Sant Antoni? Y ¿qué está fallando en el sistema de distribución de las empresas del plástico?

Para intentar responder a estas preguntas, las organizaciones Surfrider Foundation Europe y Good Karma Projects llevaron a cabo el año pasado una expedición científica entre Tarragona y Balears. Encontraron densidades de más de 6.000 pellets por metro cuadrado en la playa de Cavalleria, en Menorca, y relacionan la llegada masiva de plástico a las islas con la existencia de un complejo petroquímico en Tarragona, el polígono de estas características más grande del sur de Europa. En esta línea, es significativo que cuando se comparan resultados, de distintos años, de limpiezas en las costas, la playa tarraconense de Pineda sea siempre unas de las más contaminadas con estos microplásticos primarios.

Tampoco es una buena noticia saber que la existencia de esta ‘plaga’ de pellets no es una novedad. Y no es un consuelo saber que es un problema internacional . En el libro ‘El mundo sin nosotros’, el periodista Alan Weisman relató ya en 2007 las impresiones de un investigador que se hacía de pronto consciente de la magnitud que alcanzaba el problema del plástico y del origen de esas «extrañas y pequeñas formas uniformes»: «Se les suele denominar ‘bolitas’. Son las materias primas de la producción de plástico. Fundiéndolas se hacen toda clase de cosas. Camina un poco más, luego coge otro puñado de arena (en Plymouth, Inglaterra). Este contiene más de los mismos trocitos de plástico: de color azul claro, verde, rojo y marrón. En cada puñado, según sus cálculos, hay alrededor de un 20 por ciento de plástico, y cada uno contiene al menos 30 bolitas. En la actualidad se encuentran en casi todas las playas. Evidentemente, proceden de alguna fábrica».

Y ruedas

Por otra parte, al misterio de los pellets se suma la proliferación, menos intensa, de pequeñas ruedas de plástico que, curiosamente, proceden de las plantas depuradoras de agua, son biosoportes que se usan para el crecimiento de bacterias (las que depuran el agua). A veces, defectos en los cierres de las rejillas de las depuradoras provocan la salida de centenares o miles de estas ruedas, que van a parar a las playas.

Los pellets, arrastrados por las corrientes, igual que las rueditas, se han hecho tan habituales en las playas del mundo que ya tienen nombres populares como el de ‘lágrimas de sirena’, un nombre que tal vez otorga un toque demasiado romántico a algo que solo puede verse como un desastre medioambiental que puede medirse en toneladas.

SUPUESTOS HUEVOS DE PECES

Los pellets son ingeridos por muchos organismos de la cadena trófica de los mares, en gran medida porque su tamaño y sus tonos pálidos los hacen muy similares a los huevos de muchos peces.

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