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Coses nostres

Los últimos cuervos de ibiza

Corvus corax’ fue una especie abundante en las Pitiusas en los años 50, pero hoy solo quedan tres o cuatro parejas y un sinfín de nidos abandonados –a veces reutilizados por los halcones– en los acantilados de la isla 

El cuervo era una especieabundante en las Pitiusas enlos años 50. Oliver Martí́nez

No hay negro más literario y simbólico que el del cuervo, el pájaro de los mil mitos. En ocasiones venerada como un dios y en otras odiada como un demonio, la más inteligente, oportunista y legendaria de las aves cuenta con una historia muy especial en las islas. Es la crónica de una persecución, de una aniquilación y, finalmente, de una esperanza.  

El cuervo era una especie abundante en Ibiza y Formentera en los años 50. El escritor Fernando-Guillermo de Castro destaca su presencia en el libro ‘La isla perdida: Memoria de una época en Ibiza’: «Cuando vivía en Los Albares, en San Antonio, en invierno –y en otoño y primavera quizá–, por la mañana temprano, los veía mezclados con las gaviotas, en las rocas próximas al mar; se afanaban todos en la rebusca de pitanza, de las larvas, de los pequeños moluscos y crustáceos que las olas habrían depositado por la noche en las múltiples coqueras del roquedal».

De hecho, hoy tenemos las pruebas físicas de esa abundancia en la gran cantidad de nidos abandonados que permanecen anclados en los acantilados o en algunos puntos del interior como s’Atalaia. El topónimo es Niu des Corb, que puede encontrarse en Sant Miquel, en acantilados de Santa Agnès, en Cap Negret y al sur de la propia Atalaia ya hacen referencia a la presencia de estas aves. Y esos nidos abandonados los reutilizan los halcones peregrinos; en s’Atalaia, en es Corb Marí y en Cap Llentrisca hay ejemplos de ello.

Ante la escasez de alimento, una solución para poder recuperar la especie –que está clasificada ‘de especial protección’ para Ibiza en el catálogo balear de especies amenazadas– sería la instalación de muladares

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Y todos estos datos son parte de un trabajo de seguimiento de la especie que están realizando los ornitólogos Esteban Cardona y Oliver Martínez, que tienen localizados los últimos reductos de cría de cuervo en las islas, concretamente en Ibiza, porque la última cita de nidificación en Formentera –en es Cap de Barbaria– se remonta a una década atrás. 

«En los años 80, los recuentos que se hicieron señalaban que en las dos islas había una veintena de parejas; hoy tenemos constancia de tres parejas –en las zonas de Corona, Cala d’en Sardina y s’Àguila– y la probabilidad de una cuarta de la que aún no estamos completamente seguros». Así resume Esteban Cardona los resultados de su trabajo, y apunta a la persecución directa, a su caza por considerarlo un animal dañino, como la principal causa del brutal descenso de la población.

Nido de cuervo en unacantilado de Eivissa. Cristina Amanda Tur

Halcones y cuervos 

Sin embargo, debe recurrirse a otros factores para entender por qué la especie no se ha recuperado al desaparecer su principal amenaza. Como señala el ornitólogo, «los halcones fueron igualmente perseguidos y las poblaciones se han recuperado al desaparecer la caza directa, que hoy es un problema residual». La pregunta es entonces por qué no ha ocurrido lo mismo con los cuervos. Y la explicación hay que buscarla en la desaparición de la ganadería y la gran competencia que ejercen otras especies como las gaviotas. Es decir, la falta de alimento es la hipótesis de los ornitólogos, que recuerdan que los cuervos son aves oportunistas y carroñeras. Esteban Cardona menciona el caso de un ejemplar que, tres años atrás, se especializó en buscar comida en el restaurante s’Illot des Renclí.

Ante la escasez de alimento, una solución para poder recuperar la especie –que está clasificada ‘de especial protección’ para Ibiza en el catálogo balear de especies amenazadas– sería la instalación de muladares. Estos espacios donde ganaderos y payeses pueden dejar sus animales muertos son una solución implantada en muchos lugares de Europa desde mediados del siglo XX para reforzar la alimentación de rapaces carroñeras como los buitres, el quebrantahuesos o los milanos ; también podría funcionar para los cuervos en Ibiza. «Al ser una especie protegida, deben adoptarse medidas para su conservación, y la creación de muladares es una actuación sencilla que valdría la pena probar», asegura Cardona.

Cuervo fotografiado en Ibiza recientemente. Oliver Martiínez

Respecto a las amenazas que aún afectan a los cuervos, hay que destacar uno de los principales problemas a los que, en la actualidad, se enfrenta la avifauna pitiusa, que son los tendidos eléctricos; pocos meses atrás, se localizaron los restos de un cuervo que había colisionado con la línea que se extiende desde es Calò hasta La Mola, un corredor natural para las aves que los tendidos convierten en zona de riesgo. En este caso, hay que señalar que se trataba de un ejemplar de paso por las islas, ya que en Formentera no hay identificada ninguna pareja reproductora. 

De ser una especie residente abundante en los 50 a quedar reducida a una veintena en los 80 y a tres –quizás cuatro– en 2021

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Respecto a la eliminación de la persecución directa, aún hay que matizar que en ocasiones, rara vez, se recupera algún ejemplar con perdigones en el cuerpo. La hipótesis de Esteban Cardona es que, cuando tal cosa ocurre, se trata de cuervos que se han especializado en alimentarse en algún gallinero y han sido tiroteados por su propietario.  

De ser una especie residente abundante en los 50 a quedar reducida a una veintena en los 80 y a tres –quizás cuatro– en 2021, si no se adoptan las medidas necesarias para evitarlo, el cuervo, el pájaro de los mil mitos, pasará a ser en las islas el ave anacrónica, antigua, del poema de Edgar Allan Poe. «Cuervo antiguo y amenazador, vagando por la ribera nocturna, ¿cuál es tu nombre en la costa de la noche plutónica? Y dijo el cuervo: Jamás».

EL ALMA DE POE

De todas las referencias literarias en las que el cuervo tiene algún protagonismo, la más famosa es, sin duda, la del poema narrativo que Edgar Allan Poe publicó en 1845, inspirado en otro cuervo hablador, el de ‘Barnaby Rudge’, de Charles Dickens. El cuervo que sólo sabe decir ‘Jamás’ (’Nunca más’ en muchas traducciones) hizo a Poe un escritor internacional. 

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