La defensa de la lengua, la cultura y el territorio ha sido el principio que ha guiado el último medio siglo de vida del Institut d'Estudis Eivissencs (IEE), una asociación cultural que fue creada en 1949 pero que tras unos primeros años de actividad y después de pasar una década dormida «en un sueño espeso», tal como indica su actual presidente Marià Mayans citando a Marià Villangómez, se relanzó en 1970 de la mano de un grupo de jóvenes a quienes guiaba «el sentimiento y la ilusión cultural».(Ver galería de imágenes)

En torno a 175 libros publicados, más de 200 excursiones a rincones de toda la isla, 46 ediciones del Curs Eivissenc de Cultura, 49 años celebrando la fiesta de la Nit de Sant Joan y alrededor de 650 socios actualmente son sólo algunas de las cifras que reflejan la labor realizada en estos 50 años en los que el IEE se ha hecho un hueco dentro de la sociedad ibicenca.

Ahora, tras un año de aniversario marcado por la pandemia del Covid-19, que ha afectado al desarrollo de sus actividades, la asociación cultural de estudios locales continúa trabajando, entre otras cosas, en los retos que tiene por delante y que Mayans resume en dos: llegar a los jóvenes e implicarlos en la entidad y «seguir luchando» como hasta ahora «por el territorio, por la cultura y por la lengua» de las islas.

«El brazo cultural del Ayuntamiento»

El IEE se fundó en 1949 en el seno del Ayuntamiento de Ibiza «un poco como el brazo cultural» del Consistorio, indica Mayans, que detalla que entonces se denominaba Instituto de Estudios Ibicencos. «El presidente de la nueva entidad debía ser el alcalde de Ibiza, a quien acompañarían un conjunto de colaboradores, que tendrían así un medio para expresar y publicar sus trabajos», se explica en el catálogo de la exposición 'Institut d'Estudis Eivissencs: 50 anys caminant junts', organizada con motivo del aniversario y que puede visitarse en Sa Nostra Sala. Entre esos colaboradores se encontraban Isidor Macabich, Marià Villangómez, Antoni Costa Ramon, Enric Fajarnés Cardona, José María Mañá de Angulo o Josep Costa Ramon.

Hasta 1960 el IEE organizó numerosos actos culturales y editó diversas publicaciones. «Funcionó bien, editó libros, se hicieron conferencias», apunta Mayans, quien resalta que a partir de ese año, «por la causa que sea», la asociación «se fue apagando». «Marià Villangómez lo define como que entra en un sueño espeso», insiste.

Y así permaneció hasta que a finales de 1969 «un grupo de jóvenes culturalmente inquietos se plantearon relanzarla y darle una nueva vida en el mundo pitiuso», resalta el catálogo de la muestra. «Pensaron que sería una buena herramienta cultural para la vida culturalmente un poco apagada que había en aquella época», sostiene Mayans.

Aquellos jóvenes comenzaron a reunirse con el Ayuntamiento de Ibiza y el concejal de Cultura, Enrique Ramon Fajarnés, hasta que alcanzaron un acuerdo para hacer revivir la entidad. Esto se materializaría en junio de 1970, ya como Institut d'Estudis Eivissencs y con una comisión ejecutiva cuyo presidente debía ser el alcalde, según los estatutos, y cuyo vicepresidente sería Josep Marí Marí, una de las personas que promovió la «resurrección» y que más tarde sería presidente durante seis años.

«Saludamos con toda esperanza la benemérita resurrección de nuestro Instituto de Estudios Ibicencos, al cual aguardan inaplazables e importantes cometidos. El Instituto, entre otras saludables acciones, se propone editar ahora un libro que recoja el importante trabajo del profesor Escandell Bonet sobre nuestras murallas, aparecido en nuestras páginas. Bien por este renacimiento de nuestro Instituto. Bien por quienes lo alientan y lo están haciendo posible. Los pueblos también son, sobre todo, su cultura», rezaba la información publicada por este diario el 9 de septiembre de aquel año sobre la puesta en marcha del IEE.

A partir de ahí, la entidad empezó a organizar sus primeras actividades: publicó 'Aportación a la Historia de las murallas renacentistas de Ibiza', de Bartomeu Escandell Bonet, participó en la fiesta del libro el día de Sant Jordi de 1971 y organizó ese año la primera fiesta de la Nit de Sant Joan, en Sant Josep.

«El IEE como lo conocemos ahora»

«En 1971 hicieron la primera asamblea de socios y allí salió la primera comisión ejecutiva elegida por ellos», apunta Mayans, que indica que desconoce cuántos socios debían ser entonces, pero imagina que «pocos». «Volvieron a elegir a Josep Marí Marí, ahora ya como presidente ejecutivo. El presidente honorario seguía siendo el alcalde, que entonces era Enrique Ramón Fajarnés [antes concejal de Cultura]. Y a partir de ahí empieza a funcionar el IEE como lo conocemos ahora: orientado hacia la lengua catalana y más teniendo en cuenta cuestiones del territorio y ecológicas», apostilla.

Según Mayans, aquellos jóvenes que hicieron renacer el IEE en una época «de mucha voluntariedad en todo» se guiaron «por el sentimiento y la ilusión cultural». Y es que, señala, en aquella época «de cambios ilusionantes» no es que no hubiera iniciativas culturales, pero «en cuanto a lengua catalana, a revistas y libros, eso era prácticamente inexistente».

Desde entonces, comenta, el IEE ha sido «lengua, territorio y cultura», teniendo claro que «el catalán ha de ser la lengua vehicular» en sus trabajos, respetando «el territorio y el paisaje» y manteniendo viva la cultura de las Pitiusas y «la cultura en general». En todos estos ámbitos, la entidad ha trabajado intensamente.

En el ámbito de la ecología y el territorio, el excursionismo y el conocimiento del medio ambiente han sido claves y han estado presentes desde los inicios del IEE. «Si no conoces una cosa, no la puedes apreciar», sostiene Mayans, que explica que esta vertiente quedó «un poco más organizada» con la creación del Grup de Coneixement del Medi en 1995 a cargo del geógrafo Josep Antoni Prats. «Se hace un salida al mes, menos los meses de verano, y eso quiere decir que en 25 años se han hecho unas 200», apunta el presidente del IEE, quien destaca que estas excursiones han permitido «dar a conocer todos los rincones de la isla a muchísima gente». «Y ahora estamos preparando un libro de estos 25 años, con las caminatas y los lugares más emblemáticos», avanza.

Precisamente, de esta labor vinculada al territorio es la acción que Mayans considera como «lo más importante que ha hecho el IEE en estos 50 años de historia»: «Liderar el movimiento Ses Salines Parc Natural». Recuerda que en 1977 y de acuerdo con la ley vigente entonces había un proyecto de la empresa Ibifor S.A. para privatizar varias playas, desecar estanques y construir más de 20.000 plazas turísticas en la zona de ses Salines de Ibiza y Formentera, como se detalla en el catálogo de la exposición. Bajo el lema Ses Salines Parc Natural, la comisión en defensa de ses Salines liderada por el IEE «despertó y movilizó a la opinión pública», recoge el libro, que agrega que se consiguió desestimar aquellos planes. «Imagina lo que habría sido. Ses Salines, como las conoces ahora, habrían desaparecido», reflexiona Mayans, que agrega que el 29 de octubre de aquel año se llevó a cabo «la que posiblemente sea la primera manifestación ecologista de Eivissa, la primera de la posguerra seguro» en defensa del territorio.

Estudio y difusión cultural

En el ámbito del estudio y la difusión cultural se enmarca la edición de libros -«creo que el IEE ha publicado unos 175 desde 1970», comenta- y de las publicaciones periódicas El Pitiús y Eivissa, «con estudios y temas de cultura ibicenca». También se incluye la celebración de la Diada de Sant Jordi, desde 1971, y la creación de las Mencions Sant Jordi, en 1989, como reconocimiento a aquellas personas o instituciones que han destacado por su trabajo en favor de la lengua y de la cultura de las Pitiusas.

Antoni Munné fue el primero en recibirla y desde entonces han sido galardonados el Grup d'Estudis de la Natura, Felip Cirer, la Federació de Colles de Ball i Cultura Popular d'Eivissa i Formentera, Rosa Vallès i Costa o el Grup de Teatre des Cubells, entre otras muchas personas, colectivos o instituciones a lo largo de las últimas tres décadas, siendo éste el primer año que no se han entregado. «En principio las aplazamos, pero veo que las de este año no existirán», comenta Mayans.

En esta línea de trabajo se desarrolla también el Curs Eivissenc de Cultura, que nació en agosto de 1974. «Empezó como un curso de verano, que supongo que en aquella época eran bastante más frecuentes; traían a gente que tuviese relación con temas de Ibiza, en catalán. Eran cursos muy interesantes y durante cuatro, cinco o seis años eran más generales», explica en referencia a que trataban temas diversos. De esos primeros años, Mayans recuerda que la edición de 1975 no se pudo celebrar a pesar de que el programa estaba cerrado y los ponentes, comprometidos: «No diré que lo prohibieron, pero no dieron los permisos [para hacerlo], que es lo mismo», indica.

A partir de 1980 comenzaron a hacerse temáticos, primero durante una semana con una conferencia diaria y desde hace cuatro o cinco años con una charla semanal durante cuatro o cinco semanas. «Los temas nunca se acaban», afirma y recuerda que han tratado de todos los ámbitos: «Personajes, 300 años de la Guerra de Sucesión, el agua en las Pitiusas, toponimia», pone como ejemplo.

Para este año tenían previsto abordar la transición política de los años setenta, pero la actualidad hizo que optaran por cambiar la temática: «Pensamos que eso podía esperar y que el tema de las pandemias y las epidemias era lo que tocaba, que hacer una pequeña aportación sobre este tema estaría bien».

Según Mayans, la acogida de los cursos siempre ha sido muy buena, aunque indica que hay temas que resultan más atractivos que otros. «Este año es una pena porque [en la sala] caben 25 personas y normalmente había mucha más gente», sostiene en referencia a las restricciones de aforo a las que obliga el Covid-19. No obstante, apunta que están empezando a retransmitirlos y que quedan grabados y publicados en redes sociales. «Quizás hoy en día que en la sala sean 20 ó 40 personas tiene poca importancia; lo importante es que esté en las redes [sociales] y que cada uno pueda verlo cuando quiera», reflexiona.

Desde 1971 celebran también la Nit de Sant Joan, cuyo formato habitual también se tuvo que suspender este año. Y en 1995 se creó el Grup de Teatre del IEE que, destaca, ha tenido dos épocas: una hasta 2003 y otra a partir de 2016 y hasta la actualidad. «El grupo funciona como un taller de teatro. Se apuntan personas que quieren aprender teatro, a actuar», sostiene. Hasta el momento han sido 11 las obras que han llevado al escenario, la última de ellas 'No tenguis por', convertida también en libro, que fue presentado recientemente por el IEE.

Emisión de TV3 y toponimia

En el ámbito de la lengua y la normalización lingüística, aparte de las acciones que son en realidad «lingüístico-culturales», Mayans destaca un hito importante como fue la recepción de TV3 en Eivissa en 1987 conseguido gracias a Antoni Munné, que se hizo cargo de realizar todas las gestiones necesarias para ello. «Para llevar adelante el trabajo se creó, en 1986, la Associació Cultural sa Talaia», se resalta en el catálogo de la exposición, donde se detalla que este colectivo firmó una póliza de crédito personal para lograr la recepción de las emisiones.

Desde 1970 el IEE asumió la tarea de enseñar la ortografía de la lengua catalana que durante muchos años se había hecho de forma clandestina, primero gracias a la labor desinteresada de Marià Villangómez y más adelante con nuevos profesores. «Afortunadamente esta función la asumen ya las escuelas e instituciones sin los obstáculos de hace 50 años», se indica en el libro, donde no obstante se recoge la labor que en esta materia continúa haciendo el IEE: organización de cursos para jóvenes recién llegados, voluntariado lingüístico, publicaciones.

«En el voluntariado, una persona que es catalano hablante forma pareja lingüística con otra que quiere aprender o mejorar su catalán», explica Mayans, quien resalta que hay personas que comenzaron aprendiendo y han continuado enseñando. «Tenemos bastante gente que participa», subraya.

Y también ha correspondido a la asociación el estudio y normalización de la toponimia de las Pitiusas. «El desbarajuste en la escritura de nuestros topónimos había sido siempre considerable», se indica en el catálogo. En 1978, una comisión del IEE elaboró la 'Toponímia bàsica de les Pitiusas', siguiendo «el criterio de mantener la máxima fidelidad a la pronunciación popular pero siempre dentro de los límites de la corrección y los criterios ortográficos».

Necesidad de ser más conocidos

Con toda esta labor desarrollada, el IEE está implantado en la sociedad pitiusa. En estos momentos cuentan con unos 650 socios, cifra que Mayans considera que «está bien». «De todas formas eso no quita que piense que deberíamos ser más», agrega y sostiene que tienen previsto realizar una campaña para atraer a más personas pues, dice, «hay muchas que por naturaleza tendrían que ser socias y sólo hace falta ir a buscarlas».

Entre ellas es necesario captar a los jóvenes y eso es, precisamente, uno de los retos internos que tienen por delante. «Un reto es rejuvenecer la edad media de los socios», indica y destaca que, cuando incorporan nuevos miembros a la comisión ejecutiva del IEE, intentan que sean «del sector joven», porque «posiblemente ellos sepan más cómo llegar» a la gente de su edad. «Hay cosas como la informática y las redes sociales que a algunos ya nos quedan un poco lejos», comenta.

Y junto a esto, su labor continúa siendo «seguir luchando por el territorio, por la lengua y por la cultura», como vienen haciendo en los últimos 50 años y tal como recoge la exposición organizada con motivo del aniversario que puede visitarse hasta el próximo día 30 de noviembre.

Cuatro días antes tendrá lugar el que será «un poco el acto final» de este año de conmemoración: el concierto de la Orquesta Simfònica de Balears en el convento de Dalt Vila y con el que se quiere rendir homenaje a las personas que hicieron posible el renacimiento del IEE hace medio siglo.