Los hermanos Roger y Jordi Grimau hiceron ayer felices por unas horas a los alumnos del campus de verano de baloncesto que organiza hasta finales de agosto el Club Bàsquet Sant Antoni y dejaron grabados para el recuerdo su particular sello técnico y la impronta de su enorme calidad humana.

Y es que Roger Grimau, ex jugador del FC Barcelona y actualmente técnico asistente del entrenador del Barça B, junto a su hermano menor Jordi, exjugador de la Liga ACB y actualmente enrolado en las filas del CB Palencia, de la Liga LEB Oro, visitaron en la mañana de este miércoles el pabellón municipal de Quartó de Portmany para ofrecer a los alumnos del campus estival del Bàsquet Sant Antoni una clase magistral y muy especial, dado que ambos profesionales del mundo de la canasta charlaron de manera amena con todos los chicos y chicas, de las categorías de iniciación a infantil, que se forman estos días al amparo del club portmanyí, y respondieron a cuantas inquietudes y preguntas quisieron hacerles sobre sus trayectorias deportivas y del mundo del baloncesto en general.

Asimismo, tanto Roger como Jordi Grimau, estuvieron jugando con los alumnos y les ofrecieron interesantes consejos a los chavales, tanto en el apartado de fundamentos técnicos como en el aspecto motivacional.

Ilusión, diversión y mucha pasión

En este sentido, Roger Grimau, como técnico asistente del equipo 'B' de la cantera azulgrana, destacó sobre sus vivencias con los alumnos del campus del Bàsquet Sant Antoni: «La actividad ha sido fantástica porque siempre me lo paso muy bien con los niños. Nosotros estamos encantados si podemos aportarles algo de nuestra experiencia a los chicos y responder a sus inquietudes sobre el baloncesto profesional. Como amante de mi deporte considero que este tipo de experiencias son muy positivas para los niños, ya que a estas edades tan tempranas sí que se entrena mucho a baloncesto en el apartado técnico, pero lo más importante de todo es que tengan ilusión, que se diviertan y todo aquello que comparten, lo que viven juntos y todos los valores que aprenden, como el compañerismo, la constancia o aprender a esforzarse siempre en el trabajo colectivo por el bien del equipo».

Por su parte, su hermano Jordi se mostró feliz de volver a estar en Sant Antoni, donde ha desarrollado un campus propio durante varios años, y declaró acerca de su trabajo con los chavales del Bàsquet Sant Antoni: «Estoy muy contento y agradecido porque llevo ya muchos años por aquí colaborando y ayudando al club, que, poco a poco, va creciendo cada vez con más chicos y convirtiéndose en una entidad importante en la isla. Siempre he dicho que el baloncesto es una buena herramienta para la educación porque te aporta valores, salud y te ofrece además mucho entretenimiento».

«Creo que a los niños, además de aprender de nosotros lo que puedan, siempre les interesa mucho saber cómo empezamos y cómo éramos nosotros cuando teníamos su edad. Hablar con ellos de eso es muy bueno porque así ven que con ilusión, poniéndole pasión, con un poco de empeño, con trabajo y algo de suerte ellos también pueden llegar algún día a ser profesionales del mundo de la canasta», concluyó el menor de los hermanos Grimau.