Miguel Juan Juan, Miguel 'de la Payesa' es una de esas personas con las que el fútbol, o mejor dicho sus dirigentes, ha sido injusto. Todo el mundo le recuerda y le conoce, pero al mismo tiempo nadie se ha acordado de él desde que dejara los banquillos en el año 1979. No es nostalgia. Es justicia deportiva. Miguel Juan fue pionero y maestro de muchas cosas. Una generación de niños, entre los que me incluyo, le debemos más de lo que él se cree. Nos enseñó a jugar al fútbol, pero sobre todo nos dio unas lecciones de vida que siempre nos han valido y que nunca hemos agradecido suficientemente.

¿Como y cuándo empezó en el fútbol?

Con 12 años y mis dos primeros equipos fueron el Coloso, que era en el que empezábamos todos, el Club de los Muchachos y el Pitiuso infantil. En este último club también jugué de juvenil.

Sin embargo, desde muy joven su inquietud era entrenar...

Es verdad. Tenía solo 16 años cuando empecé a dirigir al Coloso, que era el equipo donde estaban los niños más pequeños.

¿Cómo los fichaba?

Venían al campo con los amigos y yo veía si podían valer. A los altos y corpulentos los ponía de defensas centrales; a los altos y hábiles de delanteros centro; a los pequeños de extremos y a los más rápidos de laterales. Esa era mi teoría y mi intuición.

¿Es verdad que mojaba los balones y les quitaba a los chicos la bota derecha para que tuvieran que tirar con la izquierda y así aprendieran a jugar con los dos pies?

Eso fue un invento que, por lo que tengo entendido, le fue bien a más de uno.

Eso fue en el año 1967. Luego dio el salto al Santa Cruz, al que hizo campeón varias temporadas consecutivas.

Así es. Teníamos un equipazo. Éramos teloneros de la SD Ibiza porque a la gente le encantaba vernos jugar. Fuimos campeones infantiles varias temporadas, pero desgraciadamente nunca conseguimos el título provincial.

¿Tantas diferencias futbolísticas había?

En el campo, no, pero ganaban de una manera u otra. También en los despachos. Un año no nos dejaron alinear a varios jugadores que no tenían el DNI pero sí el pasaporte que utilizaron para ir de viajes de estudios, pero no hubo forma. Yo los puse a todos y goleamos al Ciutadella. Luego perdimos la final con el Patronato, pero todo fue más igualado. ¡Eso era en categoría infantil! Una vergüenza y una injusticia detrás de otra. Era descarado y mucha gente que jugaba entonces lo recordará todavía. Era imposible superarlos. Luego, en categoría juvenil y aficionado, también hubo derrotas muy sospechosas.

Entonces sólo viajaba a Palma el equipo campeón.

Efectivamente. A los chavales les hacía mucha ilusión. Era lo máximo. Hay que tener en cuenta que el campeonato se jugaba cuando estaba la Fira del Ram y había atracciones en las que los chicos ibicencos disfrutaban muchísimo porque eran toda una novedad para ellos.

Por eso era importantísimo jugar con el mejor equipo infantil, que era el Santa Cruz.

Claro. Para ir a Palma y jugar el Campeonato de Balears. Hicimos campeones con varios equipos varias temporadas seguidas. Fue la época dorada del Santa Cruz.

Debía ser mucha responsabilidad para usted siendo los chicos tan jóvenes. ¿Los padres le ayudaban?

No era como ahora. Era mucha responsabilidad, la verdad, pero lo hacía con toda la ilusión del mundo. ¿Los padres? No ayudaban en nada.

También debía ser toda una novedad jugar partidos de Liga en Formentera.

Era la mejor excursión de la temporada.

¿El Santa Cruz fue el mejor equipo al que entrenó?

Sí. Sin ninguna duda. Reunimos a muchos y buenos futbolistas. Era, de verdad, muy buen equipo que, además, tuvo continuidad durante varias campañas.

¿No había ningún equipo que le hiciera sombra?

Nuestra bestia negra era el Relámpago.

Supongo que entonces no tenía usted ninguna titulación.

No, pero me busqué la vida para poder titularme. Escribí una carta a mano al delegado del Colegio de Entrenadores de Cataluña, Ricardo Pla, para que me informara y me envió varios libros que me sirvieron para poder sacarme el título de entrenador juvenil en el año 1969 y también el de Regional un año después. Este curso lo compartí con 'Chus' Pereda, el exjugador del Barcelona, y otros futbolistas de Primera División de la época.

Me imagino que en aquellos tiempos hacía de entrenador, de preparador físico y de padre.

Pues sí. También de masajista si hacía falta. Igualito que ahora (risas).

En 1970, la revista ya desaparecida Mallorca Deportiva le hizo una entrevista por ser el entrenador más joven de Balears.

Sí. En aquellos tiempos se salía poco en los diarios.

En aquella entrevista ya se quejaba de las pocas ayudas que tenían. Dijo literalmente que recibían tan pocas que no merecía la pena ni comentarlo.

Era la verdad. Algún aficionado nos regalaba algún balón o un juego de medias, pero nada más. Aquí no había ni delegación de la Federación Balear. Las Ligas las organizaba el señor Ramírez, del Club de los Muchachos. También hizo mucho por los equipos ibicencos .

Hablando de revistas, usted también hacía una 'revista deportiva juvenil' que se llamaba El Deportivo.

Así es. Se escribía a máquina y en el mismo salían crónicas completas y clasificaciones de todas las categorías, además de la tabla de goleadores, la próxima jornada, etc. Hasta chistes. La imprimíamos con una multicopista que nos dio Bofill, de la SD Ibiza en un local que nos dejaron en el Pereyra. La gente no puede hacerse una idea del trabajo que daba aquella revista, pero lo hacía con toda la ilusión del mundo.

¿Y cómo sobrevivían?

Como buenamente podíamos. Hacíamos alguna rifa en infantiles gracias a casas comerciales, que nos regalaban cosas. De hecho, los chavales se compraban las botas y se llevaban la ropa a su casa para lavarla. Fue un milagro hacer tantas cosas con los pocos medios que teníamos. ¿Directiva? En infantiles no había nada ni nadie y para juveniles muy poco. No colaboraban ni las instituciones.

¿Que gastos tenían?

Pocos porque a los árbitros les pagaba el Frente de Juventudes, pero estábamos totalmente pelados. No había un duro para nada. Bueno sí, al final de temporada pedíamos refrescos a firmas comerciales y una bandeja de pasteles y hacíamos una fiestecilla en el local del Pereyra. Eso era todo.

Como ahora...

Tengo envidia deportiva sana, pero también me rompe el corazón. Hoy se reciben ayudas de todo tipo y hay muchas y muy buenas instalaciones. Si lo comparamos con los entrenos que hacíamos nosotros bajo la luz de dos bombillas me dan ganas de ponerme a llorar.

A partir de su fichaje con la Penya Blau i Grana juvenil ya tuvo más medios.

Sí. Había muchas diferencias entre las categorías infantil, juvenil y amateur. Nada que ver, pero ya se empezaba a hablar de primas en Regional. ¡No había nada y ya se hablaba de dinero! Aquello no encajaba con mi filosofía. No me gustaba.

¿Qué recuerdos guarda de aquella época en infantiles y juveniles?

Muchos e inolvidables. No lo cambiaría por nada a pesar de los muchos medios que se tienen actualmente. Por instalaciones sí, pero nosotros lo hacíamos todo desinteresadamente y ahora solo se habla de dinero. En mi época el dinero no existía.

Pero usted fue uno de los primeros entrenadores que empezó a fichar a jugadores de, por ejemplo, Sant Antoni.

Sí, pero era en infantiles y, lógicamente, no se pagaba nada. Fiché para el Santa Cruz a Arabí, Miguelito, José o Molina, entre otros, porque el Portmany no tenía entonces equipo o porque lo deshicieron. No lo recuerdo bien. Luego, más tarde, Tristán hizo equipo infantil, pero cuando yo fiché a estos chicos no lo tenían. De hecho, nunca jugaron conmigo en el equipo juvenil de la Penya Blau i Grana.

La Penya Blau i Grana fue filial de la SD Ibiza.

Así es. Siempre tuvieron jugadores jóvenes muy buenos que yo buscaba como podía.

He leído que tuvo usted alguna discusión porque la Deportiva no contaba demasiado con los jóvenes

Cierto. Les dije que menos promesas y más hechos. No tenían en cuenta a la cantera y me quejé. También protesté porque no nos pusieron dos focos para entrenar por la noche. ¡Imagínate que protestábamos porque nos faltaban dos focos!

¿Qué jugadores destacaría especialmente de aquella época tan productiva?

A Tur González y a Toni Arabí. Los dos tenían muchas y buenas cualidades. Lástima que el portero [Tur González] no se hubiera ido un año antes. Hubiera triunfado en el FC Barcelona. Hay que pensar que cuando llegó al juvenil azulgrana ya estaba confeccionada la plantilla y en ella tenían a dos guardametas que eran internacionales, pero a pesar de ello se lo quedaron. Era muy bueno entrenando y compitiendo.

Todo eso teniendo en cuenta que aquí en la isla su preparación era bastante precaria.

Claro. Nuestra técnica y saber era limitado. Ni comparación con lo que luego se encontró pero estaba acostumbrado a entrenar duramente.

En el año 1974 fichó con la Peña Deportiva, un club que no pasaba precisamente por su mejor momento.

Es verdad. No había nada. Ni balones, ni luz para entrenar. De hecho no tenía ni jugadores. Tuve que hacer un equipo nuevo. Empezar de cero. Hasta tuve que fichar a chicos que venían a trabajar en la temporada veraniega en los hoteles de la zona y que fiché tras verlos jugar en Cala Pada. De allí salieron los Ortiz, Cristóbal, Carreño, etc.

Y, finalmente, en 1978 fichó con el Sant Rafel y después se retiró. ¿Por qué tan pronto?

Lo dejé porque ya no me divertía. Primaba el dinero y yo lo hacía por gusto, nunca por interés. Ya no me motivaba aquello. No le veía futuro para mí y me pasé al mundo empresarial.

¿De qué es de lo que se siente más orgulloso?

De la labor tan modesta pero importante que se hizo en aquella época . Ahora es diferente. Con todos los medios que hay ahora no hacen falta los milagros que hacíamos nosotros.

¿Lo volvería a hacer?

No. Segurísimo. Aquello es una época pasada y las segundas partes nunca fueron buenas. Fue todo muy bonito. Lo hacía todo por cariño y porque me gustaba pero no lo repetiría.

¿El fútbol se ha portado bien con usted?

No.

¿Parece dolido? ¿Por qué?

Sí, un poco. Tengo una espina clavada porque considero humildemente que nunca se ha valorado lo que hice en su momento.

¿Quién tiene la culpa?

No lo sé, ni busco culpables. Nunca he buscado ni he querido medallas. Lo hacía porque disfrutaba yo personalmente y ya está. Pero lo que nadie me puede negar es que fue un sacrificio muy grande y una buena labor que nadie nunca me ha reconocido.

¿Es por eso que se ha apartado totalmente de los campos de fútbol pitiusos?

Totalmente. Sigo a los equipos pero no voy a verlos. Hace años que no voy al fútbol. Veo partidos de las categoría inferiores del Real Madrid en la tele.

¿Y el fútbol pitiuso en general cómo lo ve?

Bien. Hay buenas instalaciones. Los equipos están bien organizados. Supongo que es una maravilla trabajar en estas condiciones. Espero que la gente que está en los clubes valore lo que tienen. Es lo de la envidia sana que decía antes.

Del Ibiza que usted conoció no queda nada. ¿Qué opina de que se hayan creado en este tiempo 14 Ibizas?

Pues es una barbaridad. Siempre he pensado que era mejor un buen equipo que cuatro mediocres, pero también es justo que cada población tenga su equipo, aunque la Peña Deportiva, por ejemplo, trabaja muy bien la cantera, pero es una lástima que este trabajo no se vea reflejado con la presencia de más chavales de la casa en el primer equipo.

¿Y, por último, qué le parece la UD Ibiza? ¿Podría estar en Segunda?

No. Es una tontería. Lo primero que debe tener un club serio es una base. No creo en los equipos hechos a base de billetes porque pueden desaparecer cuando el dueño se canse de poner dinero en el club.