Llamarse Toni y apellidarse Marí es algo más que común en las Pitiusas y en el mundo del atletismo y el triatlón se cuentan no pocos competidores que responden a esta combinación de nombre de santo portmanyí y linaje marítimo. Por esta razón, no es de extrañar que a Toni Marí Colomar se le interpele por Buitre cada vez que aparece en una salida. Pese a lo carroñero de su apodo, este vecino de la Villa del Río no espera a que otros hagan el trabajo sucio para comerse después los restos del triunfo. Su estrategia es bien diferente y solo se basa en la fórmula de quemar kilómetros como si fuera una hormiguita vestida con el maillot negro del Triatló Santa Eulària, su club. Así, las oportunidades le acaban llegando.

Ayer, su tesón le permitió llevarse la primera edición de la Pujada al Puig de Missa en su versión Extrem. Marí fue siempre por detrás de Diego Marín, Jorge Morell o Samuel Urbano, fondistas especializados en trails de montaña más largos. El ave santaeulaliense no es manco en este aspecto, pero carece «de la habilidad para bajar por cuestas empinadas», como admitió él mismo en la meta, que sí que poseían sus adversarios. Tras nueve duros kilómetros monte a través por las inmediaciones de la urbanización Siesta y Cala Blanca, donde fue necesario escalar una escarpada pared, Marí sabía que dispondría de su momento si no cedía demasiado tiempo con el grupo cabecero.

Minimizar diferencias fue su hoja de ruta. Esperar a los últimos 2.000 metros, sobre asfalto, la gran especialidad de este triatleta que quiere mutar a maratoniano en 2013. Aguardar a la subida hasta la iglesia para asestar un hachazo inesperado al trío cabecero, que no pudo contener el cambio del torpedo que circulaba tras ellos.

Arañazos, gajes del oficio

Con las piernas marcadas por la maleza que tuvieron que superar y ataviados con las camisetas verdes que repartió la organización para diferenciar a los participantes de la prueba Extrem de los de la Pujada tradicional, Marí (que marcó 47´32´´), Urbano y Morell entraron en meta separados uno de otro por solo dos segundos. Bonito sprint del que cedió Marín, cuarto al final, precediendo una avalancha de corredores (fueron 139, una cifra más que notable para el estreno de la carrera) entre los que destacó la versatilidad de Indre Barkute, que lo mismo vence en una cita popular sobre asfalto que acaba primera en un trail.

La lituana residente en la isla comenzó en el atletismo practicando velocidad y vallas en la pista, pero ha cambiado de tercio y los resultados que está obteniendo son notables. Tras 824 metros de desnivel acumulado, la báltica paró el crono en 55´32´´.