Habían prometido que habría invasión en el Rico Pérez y la afición del Real Murcia respondió con creces en la eliminatoria contra el Rayo Cantabria. Ya lo avisaron durante la semana, cuando en apenas dos días agotaron las 2.500 entradas vendidas por el club. Pero las estimaciones de asistencia fueron todavía mayores a las previstas. Hasta 5.347 aficionados se dieron cita en el estadio alicantino, casi todos ellos equipados con los colores granas. Fueron tantos que llenaron el fondo norte y parte de la grada lateral.
La fiesta murcianista en el Rico Pérez comenzó dos horas antes del partido. Centenares de aficionados adelantaron su llegada para recibir a un equipo que entró al estadio en volandas incluso sin bajarse del autobús. Se vio en el inicio, cuando en solo ocho minutos ya mandaban en el marcador.
Luego, durante los noventa minutos, el murcianismo celebró su fiesta previa al ascenso, y es que lo del domingo solo fue un simulacro. La verdadera final será el próximo fin de semana, ante la Peña Deportiva, y visto lo visto, el desplazamiento puede ser histórico. Porque el murcianimo volvió a demostrar que está vivito y coleando.