A la misma hora que la media maratón, a las 17.30 horas, se daba también la salida a la carrera de los 8 kilómetros entre Sant Ferran y La Savina, con una inscripción de 1.225 corredores y bajo un sol de justicia.
En este recorrido pensado para los aficionados menos exigentes y en donde se mezclan corredores más o menos entrenados, el triunfo se repitió para los que en octubre del pasado año ganaron la prueba.
Diego Martínez marcó un crono de 28’15” en la meta, por delante de Toni Ques (28’38”) y Llorenç Vidal (28’58”) de Formentera. En mujeres, Roser Mañosa volvió a demostrar su poderío en esta distancia y se impuso con un tiempo de 33’03” a Cristina García (34’26”) y Natalia Fernández (35’05”).
La prueba, que en esta edición recuperó la fecha habitual en pleno mes de mayo, después de celebrarse en octubre en 2021 y de suspenderse en 2020 por la pandemia, recuperó las cifras de participación de los años de antes de la pandemia.
La carrera pensada para los aficionados tuvo una participación como la de años anteriores a la pandemia
A pesar de los fallos de la organización al no prever la suficiente agua para todos los participantes, la prueba volvió a ser una fiesta del deporte y del buen ambiente. Esta carrera está organizada por el Consell de Formentera, la Agencia de Estrategia Turística de las Islas Baleares (AETIB) y numerosos patrocinadores y colaboradores comerciales como Oysho, Trasmapi o CaixaBank.
Disculpas públicas
Ante las quejas de muchos de los corredores por la falta de agua en los avituallamientos del recorrido y en la línea de meta, la organización (Unisport) reconoció en una nota de prensa que habían sido insuficientes, por lo que pide «disculpas públicas a todos los corredores y corredoras».
Un hecho que, desde la organización, se justifica por el intenso calor que se registró durante la celebración de la prueba, lo que originó una mayor ingestión de líquido, y también por una previsión errónea en el número de litros de agua y envases no reutilizables necesarios, ante el compromiso de no utilizar envases desechables.
En este caso los participantes más rezagados de la carrera de 21 kilómetros se quedaron sin agua. Este episodio no es la primera vez que ocurre ya que hace algunas ediciones se produjo una situación similar.
En este caso se trató sencillamente de una falta de previsión y del desperdicio que produce coger un vaso de cartón en plena carrera para beber o echarlo por la cabeza para refrescarse. Pero el problema vino más tarde cuando los voluntarios ya no tenían agua para repartir a la mitad de los corredores a partir del kilómetro 10. El enfado llegó a momentos de tensión entre un participante y un miembro de la organización delante del podio.
