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arte & letras

Isabel Coixet, una dama de cine

En conversación con el periodista y escritor Jesús Ruiz Mantilla, la directora hace balance de su vida y carrera, y reflexiona sobre los aspectos y circunstancias que la han llevado a ser una creadora original y arriesgada, abriendo el camino a las mujeres cineastas.

Isabel Coixet Ferran Nadeu

El periodista Jesús Ruiz Mantilla ha publicando en ediciones La Fábrica a lo largo del año, una serie de extensas entrevistas con el titulo genérico de Diez horas con, con Isabel Coixet, en este caso. Ruiz Mantilla dispone de recursos socráticos sobrados para interrogar con una conversación fluida y poner al descubierto tanto recovecos profesionales como anécdotas íntimas. Para ello no necesita más que cambiar ligeramente el registro, el tono de la entrevista y conseguir resultados más que notables. Las entrevistas realizadas a: Antonio Muñoz Molina, Fernando Trueba, y a Isabel Coixet, evidencian su habilidad.

La de Isabel Coixet -la última que he leído- nos sorprende, de entrada, con una tergiversada historia real; la de haber perdido con la Wikipedia la batalla de su nacimiento (el dato numérico y el lugar concretos). Coixet ya es, con pleno derecho, una cineasta mundialmente famosa y nacida -según la enciclopedia electrónica- en la localidad barcelonesa de San Adrián del Besós. Nada menos cierto. Lo cierto es que, pese a la dichosa Wiki, «… nací en la clínica de La Alianza de la calle Pedro Claret de Barcelona». Y sigue: «Se puede ir caminando desde el lugar donde vivo actualmente [menos cuando está de viaje o ‘desaparecida’ por su necesidad de aislarse] pasando por el cine en el que mi abuela trabajaba de taquillera».

Reconoce Isabel, tierna y cruda a la vez, mujer y defensora de tal condición en la difícil lucha por conseguir el cese de la violencia machista y de género, su origen «netamente obrero» del que como ella misma recuerda en boca de Hannibal Lecter en ‘El silencio de los corderos’: «Sólo una generación te separa del hambre». Evoca las penurias económicas y sociales pasadas en el franquismo, el paso, durante dos años, de un tío suyo -marido de la hermana de su padre- por el campo de concentración de Argelés-sur-Mer; los recuerdos de su madre, una salmantina que tuvo que vivir en una ciudad, que condenó moral y socialmente a Miguel de Unamuno y que fue la primera abanderada de la rebelión militar contra la Segunda República Española.

Portada del libro "Diez horas con Isabel Coixet". Jesús Ruiz Mantilla.

Isabel Coixet, ajena al «problema» lingüístico que entretiene a los políticos catalanes se proclama bilingüe, amén de confesar que aprendió el inglés por su cuenta y «un francés fantástico» (con 15 años leyó Justine de Sade y a Stendhal, gracias a su exprofesora Carmen Rabal, fallecida no hace mucho) en el instituto Eugenio d’Ors que, en aquellos tiempos, (hoy Isabel tiene 60 tacos) era lo más parecido a ‘Fort-Apache’ pues abundaban las navajas y peleas. Todo era, dice, «muy auténtico (…), llevaba el pelo corto, una chupa de cuero (…) y me hacía el chico. Pobre de ti si ibas vestidita o vestidito». No son menos turbulentas sus vivencias familiares (en su casa se leía a Bakunin) y devaneos juveniles. Pensaba entonces que: «a la muerte de Franco esto iba a ser una república libertaria». Tenía una amiga con la polio y un novio del FRAP que la citaba para manifestarse en San Adrián, Santa Coloma o Badalona y raro fue que no la detuvieran por activista revolucionaria. No tardó demasiado en ver su alejamiento de la realidad.

Sorprendentes los momentos en los cuales Coixet evoca sus flaquezas para contar a su entrevistador y a los lectores que no es una persona sociable. Afirma con rotundidad: «Y no me fío de las personas sociables». No asiste, por ejemplo, a bodas y eventos masivos; soporta muy mal las convivencias grupales y peor las multitudes. No salía de joven en pandilla ni, una vez casada, en pareja. «Ponme [asegura] en una mesa con 4 o 5 personas». Vamos mal si son más de seis y mucho peor con dieciocho o veinte. De aquí se pueden deducir otras tantas rarezas que a quién esto escribe no le suenan a tales, pues las siente, no pocas veces, como propias. Isabel fue precoz en casi todo y cometió numerosos errores aunque algunos le ayudaron, no obstante, a encontrar su propio camino.

Primero fueron las viñetas y los diálogos en los tebeos de editorial Bruguera. Su primer guion se llamaba ‘Las hermanas Karamazov’, tal y como suena, y lo escribió a los 16 años. Un año antes había leído (sic) ‘En busca del tiempo perdido’. En fin. Luego vino la publicidad con mayúsculas, la mejor escuela -tal vez- para adentrarse en el cine. Conoció en ese mundo a gente importante como Orson Welles o John Alcott director de fotografía en dos películas de Stanley Kubrick. Alcott en persona vino, sostiene, desde Londres con su Steadycam (marca en boga para las primeras cámaras «fijas») para rodar un spot sobre un cava catalán.

Por último o más bien, por fin, llegó el cine casi siempre fuera de España y con actores y técnicos anglosajones. Y poco a poco van desfilando ante nuestros ojos sus películas plenas de intención, calidad (a veces fría) y madurez inusitadas (marcadas por el cine de Losey o las novelas de Ian McEwan, Julian Barnes o Philip Roth) hasta llegar el reconocimiento, primero de sus pares, y después de público y crítica. Ahí quedan: ‘Demasiado viejo para morir joven’ (1989), que fue un fracaso en San Sebastían, ‘Cosas que nunca te dije’ (1996), ‘A los que aman’ (1998), ‘Elegy’ (2008), ‘Mi vida sin mí’ ( 2003) ‘Secretos del corazón’ (2010), ‘La librería’ (2017), la que más y mejor me cuadra, etcétera.

Coixet reconoce, a instancias de Ruiz Mantilla, que «en el cine no hay por qué decirlo todo». «Si lo haces, hay algo sagrado que se pierde» y que además no filma por placer. Parafrasea a Berger: «Somos los portadores de la maleta, pero no la maleta en sí». Esto y las escenas de sexo son definitorias de su cine. Vean, pues, por primera vez o con nuevos ojos las películas de Coixet, pero, pese a la facilidad con que nos devoran las imágenes, no dejen de leer este libro. ¡Lean!, por favor.

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