Hace «aproximadamente veinte años» que la Associació de Venedors del Passeig de s'Alamera decidió crear la Festa de la Primavera i la Solidaritat. Nació, en palabras de su presidenta, Pilar Moreno, «como una celebración por y para el pueblo de Santa Eulària», y en poco tiempo sumó a este fin su espíritu solidario. A lo largo de su historia, el dinero recaudado en la fiesta se ha destinado a organizaciones como Cáritas, Manos Unidas o la Fundación Vicente Ferrer. En esta ocasión, la ONG escogida fue Proyecto Juntos, una entidad cuya misión es contribuir a la mejora de la calidad de los niños hospitalizados, de sus familias y del personal que los atiende. «Lo que recaudemos en la fiesta con donativos y con la venta de bebida y comida a un euro se destinará a distintas iniciativas. En los últimos años hemos reformado la UCI de Pediadría del Hospital Can Misses y hemos hecho allí una sala de juegos y otra de espera para los niños que acuden a la consulta, pero no están ingresados», recordaba ayer una de sus voluntarias, Elena Ferrer, que estuvo unas horas al frente del puesto de Proyecto Juntos, instalado en el céntrico paseo de Santa Eulària con motivo de la Festa de la Primavera i la Solidaritat. Uno de los donativos más importantes que recibió fue el del ayuntamiento de la localidad, 600 euros.

Poco después de haber comenzado la celebración, a las 11.30 horas, el alcalde en funciones, Vicent Marí, la alcaldesa electa, Carmen Ferrer, y la responsable del departamento de Medio Ambiente, Sostenibilidad y Participación, Antonia Picó, se acercaron al mercadillo de s'Alamera para hacer entrega del cheque. Varios integrantes de la Associació de Venedors del Passeig de s'Alamera y algunos residentes se acercaron hasta allí para darles la enhorabuena por los resultados electorales. Los vendedores agasajaron a la voluntaria de Proyecto Juntos, a Ferrer y a Picó con un ramo de flores y se despidieron de Vicent Marí, a punto de dar el salto al Consell de Ibiza, con un regalo especial, «una escultura de pared en madera de cedro y acrílico» obra de Paulo Viheira, uno de los artesanos de s'Alamera. Vicent Marí y Carmen Ferrer aprovecharon la visita para confirmar su buena sintonía con los vendedores. «No concebimos s'Alamara sin ellos», aseguró la primera alcaldesa de la historia de Santa Eulària.

A la hora en la que los representantes políticos hicieron acto de presencia, el mercadillo estaba poco concurrido. La Festa de la Primavera i la Solidaritat ha sido siempre un importante reclamo para atraer a residentes y turistas al mercadillo, aunque con el tiempo ha ido perdiendo algo de fuelle. «No viene tanta gente como antes», reconoció Fanny Arias, una de las vendedoras más veteranas de s'Alamera. La primera vez que instaló su puesto en el paseo de Santa Eulària fue en 1986. En aquel entonces lo que vendía, fundamentalmente, eran collares y pulseras de piel, que elaboraba artesanalmente. Con los años, en su tenderete, como en el de muchos otros, las importaciones de países como la India, México, Tailandia e Indonesia han ido sustituyendo al producto artesanal local. «Nos hemos ido acoplando a los nuevos tiempos. Lo que se hace en España es muy caro», explicó. La vendedora también expresó su temor a que el brexit afecte a la afluencia de turismo británico. De hecho, aunque es pronto para hacer balance de la temporada, la vendedora ya ha notado que «hay menos ingleses que otros años».

Los turistas son los principales compradores de este mercadillo, que abre cada temporada de abril a octubre. De hecho, buena parte del público que se paseó durante la mañana de ayer por s'Alamera era extranjero.

«Éste es uno de los mercadillos con más solera de Ibiza, el tercero después del de es Canar y el del puerto de Vila», aseguró la presidenta de la Associació de Venedors del Passeig de s'Alamera. Moreno, que participa desde 1991, recordó que los primeros puestos, algo más de una decena, se instalaron en 1978. Ahora ya son 27. Los vendedores trabajan allí todos los días, excepto los miércoles, que van a es Canar, y los domingos, que descansan. «Durante estos 41 años de historia el mercadillo ha pasado por etapas mejores y peores, vamos al son del país». señaló. Esta temporada, en su opinión, «está intentando arrancar, pero de momento está siendo flojita». (Ver galería de imágenes)

Por su parte, Fanny Arias, que fue una de las que se acercó a hablar con el alcalde en funciones, destacó la buena sintonía con el Ayuntamiento de Santa Eulària. «Siempre ha habido respeto mutuo y han escuchado nuestras peticiones», señaló. Muchas de sus solicitudes, recordó, han sido atendidas, como la concesión de tarjetas verdes para el estacionamiento de sus vehículos, y otras han quedado en el tintero por falta de viabilidad, como la de instalar casetas fijas. Una de las últimas peticiones ha sido la de que se colocaran algunos árboles más para hacer sombra en el paseo, demanda que ayer los vendedores trataban de averiguar si se había hecho realidad.

Junto al puesto de Arias, estaba el de Jorge Baglietto, uno de los organizadores de la Festa de la Primavera i la Solidaritat y uno de los vendedores que lleva más tiempo en el paseo de s'Alamera, 32 años. Baglietto destacó, además del apoyo a la celebración del Ayuntamiento de Santa Eulària, la colaboración de negocios como el Club Punta Arabí, Carnes Joaquín y charcutería Werner Salwski, que aportaron la comida y la bebida que se ofreció al público por un euro la ración con el fin de recaudar fondos para Proyecto Juntos.

Con el paso de las horas, la fiesta fue animándose con la presencia de más público, atraído especialmente por la música de Pin Up Sound. Entre los que siguieron el concierto, había algunos representantes de la comunidad swinguera ibicenca, que se arrancaron a bailar en cuanto sonaron los primeros temas del grupo.