Núcleo Art Ibiza propone en la exposición 'La maleta del artista' un singular viaje con equipajes cargados de universos creativos. La muestra, que se inaugurará hoy a las 19.30 horas en el Club Diario de Ibiza, reúne obras de Jesús Albarrán, José Carlos Bonet Vallribera, Adrián Cardona, Lourdes Crespí, Javier Ens, Gustavo Eznarriaga, Miquel Farriol, Julia Fragua, Lula Martins, Pep Monerris, Manel Ortí Capellino, Romanie Sánchez Smele, Renato Steinmeyer y Vicente Torres Noguera.

Todos los trabajos expuestos tienen un elemento en común, la maleta, maletín o estuche, que sirve para contener o enmarcar las diferentes creaciones.

«Una idea de Duchamp»

«Una idea de Duchamp»

«Para el artista es muy complicado moverse con su obra, de ahí parte la idea de la maleta, en la que cada uno transporta su muestrario artístico». Lo explica el comisario de la exposición e integrante de Núcleo Art Ibiza, Gustavo Eznarriaga, antes de aclarar que ya el creador francés Marcel Duchamp utilizó este concepto en la serie la 'Boîte-en-valise' (caja en una maleta) , una especie de museo portátil que empezó a crear en 1936.

El proyecto de Núcleo Art Ibiza empezó a fraguarse en 2018 y en abril de este año se mostró al público por primera vez, en la Torre dels Ducs de Medinaceli de El Verger, en Alicante. En el Club Diario, segundo espacio donde recala la muestra, se podrá visitar hasta el 17 de mayo de 18 a 20 horas.

'La maleta del artista' se puede interpretar como una metáfora de la vida entendida como viaje. El inicio de esta trayectoria vital se podría situar en las cadenas de ADN que contiene el equipaje de Javier Ens y el final lo representaría 'La última maleta', un original ataúd tipo trolley, con asas y cremallera, diseñado por Adrián Cardona. Entre ambos extremos, hay maletas para todos los gustos. La de Lula Martins, que se sostiene en el aire y se acompaña de un collage de telas superpuestas, contiene pinceles e instrumentos de todo tipo que el artista emplea en sus creaciones. Los equipajes son el marco también de ricos universos imaginarios, como el que construye Eznarriaga con diferentes tipos de madera, en el que hay cabida para animales, figuras humanas, vegetación, elementos arquitectónicos y el mar de fondo. Vicente Torres construye un colorido puzle con peonzas gigantes, castillos de naipes y decenas de elementos, todos ellos copias de obras suyas en miniatura. Bonet Vallribera mete en su maleta una de sus «obsesiones»,el bosque, retratado sobre metacrilatos iluminados por leds. La instalación de Pep Monerris es una escultura de hierro de un robot, fabricado con una calculadora vieja y un contador de luz. Es la musa de Jesús Albarrán, su mujer, Marisa Sampé, la que inspira su creación, un retrato que se escapa del cuadro unido a una maleta redecorada. En este viaje hay espacio también para más bosques, papeles triturados, muñecos y sillas, mundos marinos y un genio que sale de huevos fritos.