El Trío Iboshim, compuesto por las jóvenes ibicencas Cristina Prats (violín), Mónica Marí (violonchelo) y María José Perete (piano), vuelve a su isla natal para ofrecer hoy un amplio repertorio de obras musicales en Sant Carles, (22 horas), dentro del programa del XXII Festival de Música.

El trío ibicenco interpretará una selección de obras «poco frecuentes y de gran exigencia interpretativa» con temas del compositor español Joaquín Turina, de la romántica Clara Schumann y del compositor ibicenco Miguel Ángel Roig-Francolí. «Clara Schumann es una compositora del romanticismo que no es tan conocida como otros, quizás debido al hecho de que era mujer, pero es una excelente pianista y compositora», explica María José Perete.

Trayectoria

Las tres jóvenes empezaron a interesarse por estos instrumentos desde los cuatro y cinco años, tanto por haberlos visto en la televisión o tocados por otro familiar como porque sí, sin razón alguna. «Sólo recuerdo coger muchas rabietas en la cocina de mi casa porque quería ir a clases de piano con cuatro años. Más tarde, Raymond Andrés, músico y compositor belga, me propuso una alternativa al piano porque decía que yo tenía carácter y que tendría más oportunidades de trabajo con otro instrumento.Claro, en una orquesta se necesita sólo un piano pero veinte violines. Como me negué a tocar el violín, con 11 años probé el violonchelo y fue ahí cuando empecé de verdad con lo que me gustaba», rememora Mónica Marí.

Todas ellas han estudiado en diferentes puntos de Europa, pero el idioma no les ha supuesto ningún problema para poder vivir en Reino Unido, Holanda o Francia. «Yo estoy viviendo en Francia y soy profesora de piano. He tenido que aprender el idioma pero no ha supuesto ningún obstáculo cuando lo haces con ilusión», comenta Perete.

No se arrepienten de haber salido de la isla, «aunque es duro dejar a la familia y a los amigos, ya es algo que se tiene previsto cuando entras en el mundo de la música», razona Cristina Prats. A pesar de ello, las jóvenes coinciden en que es necesario viajar para poder aprender más y mejor. «En Eivissa, cuando yo empecé, tenía una profesora de violín que venía desde Palma a impartir clases nada más que una vez cada dos semanas en Ca Serres. Al ver esto, Raymond me propuso tocar otro instrumento con el que pudiese tener un profesor más constante, pero estaba encabezonada con que quería tocar el violín», detalla Cristina Prats.

Aunque sus familias las acompañan en sus carreras musicales como un «grupo de fans que les sigue a todas partes», rememora con gracia Perete, «volver a la isla nos hace sentir felices y es bonito saber que entre el público estarán tus seres queridos».

«Pero es difícil organizar proyectos aquí, porque llegas y tienes varios compromisos con la familia y te apetece hacer muchos planes con los amigos. Tienes ganas de ver a todo el mundo, vienes con la ilusión pero con los días contados. Y con este calor no te apetece ponerte a estudiar. Pero es precioso poder tocar en casa y se debería hacer más a menudo», relata Marí.

«Es cierto -añade- que también te ilusionas cuando tocas en un teatro para personas que no conoces y sabes que han venido sólo para escucharte pero el corazón se te abre un poquito más cuando sabes que tienes a gente querida entre el público».

El trío confiesa, respecto a su repertorio musical, que lo que más les gusta «es descubrir nuevas obras de todas las épocas, periodos y estilos musicales», aunque admiten que les agrada repetir algunos temas. Además, coinciden en que nunca querrían dejar de tocar en grupo, pero tampoco en solitario: «las dos formas nos encantan», concluye Marí.