La periodista Mercedes Milá, la directora de cine Amparo Mendo, el subdirector general de Contenidos de Prensa Ibérica para Cataluña y Balears, Joan Serra, y la musicóloga María Ángeles Ferrer serán los encargados de inaugurar hoy en Sant Carles a las 22 horas el XXII Festival Internacional de Música de Ibiza con un debate tras la proyección del documental 'The Healing Notes', de Mendo y producido por Milá.

Este año se cumplen 30 años de la fundación del Centro Cultural de Sant Carles. Gracias a sus creadores, Ibiza puede presumir de un Festival Internacional de Música de Ibiza y de un Concurso Internacional de Piano de Eivissa que cumplen 22 ediciones en 2017 y que han ido ganando prestigio año a año. La organización ha querido inaugurar el certamen de este año con la proyección de 'The healing notes', un documental de Amparo Mendo producido por Mercedes Milá y premiado en festivales de Italia, China, Alemania y México. «Es un honor para mí inaugurar este maravilloso festival con el documental», subraya la directora.

Con Milá en el debate, seguro que se sale de lo convencional...

Con Mercedes Milá presente será como un programa de televisión en directo [ríe]. No le gusta subirse al atril y hacer una exposición, pero los debates y las tertulias le encantan.

¿Cómo surgió la posibilidad de que ella produjera la cinta?

Soy su jefa de prensa y además somos muy buenas amigas. Mercedes Milá fue un día a la Fundación Juan March de Madrid a ver un concierto Garnati Ensemble, en el que interpretaban las 'Variaciones Goldberg' de Bach. Fue un día en el que tenía programa de Gran Hermano pero tenía muchísimas ganas de verlo y fue de todos modos. La representante de los hermanos Garnati se le acercó al terminar el concierto y le contó que se iban a tocar a Palestina. Mercedes, que se tenía que ir corriendo al programa, le dijo que me llamase a mí para contarle el proyecto y ver si le interesaba.

¿Y de ahí se convierte en directora del documental?

Vi la posibilidad no solo de grabar en Palestina sino de hacerlo en más lugares. Le pedí a Mercedes que intentase gestionar fondos para financiar el documental y la sorpresa fue que unos días más tarde me llamó para decirme que ella quería poner el dinero. Así que lo produjo ella.

¿Qué cuenta la cinta?

Los hermanos Garnati son el hilo conductor de la historia. A través de ellos contamos cómo la música puede aliviar el alma de las personas que sufren, incluso sin conocer la música clásica. Estuvimos en Palestina con gente que lo ha pasado mal... Estuvimos con ellos en Granada, en la planta de Oncología Infantil del Hospital Virgen de la Nieves, y también en Barcelona, con un grupo de reclusas que reciben formación a través de una fundación, y con los chavales de un centro de música y danza del barrio de El Raval de Barcelona... Grupos de gente muy diversos, de edades muy diversas, para poner en imágenes de qué modo el espíritu se eleva con la música.

¿Qué buscaba como directora?

El documental es un intento de demostrar que la música alivia a la gente que lo pasa mal por muchas y diferentes razones.

¿El efecto de la música es inmediato en esas personas?

Sí, con la música en directo lo ves perfectamente en las caras de la gente. Mi equipo técnico quería rodar lo que pasaba en el escenario y yo les decía que grabasen las caras de la gente [ríe]. El documental recoge esa paz, esa curiosidad y a veces también ese efecto de no comprender. En una de las escenas en Palestina se ve que hay un concierto que no funciona y lo incluí porque eso muestra que la música también es parte de una educación que hay que dar.

¿Falta cultura musical en España?

Todo lo que eleva el espíritu: la música, los libros... tiene que enseñarse muy bien. En España no hay una tradición cultural de enseñar la música clásica de manera general, no para una élite sino para que cualquiera disfrute más de su vida.

Es periodista desde hace muchos años y, además, es hija de Carlos Mendo, uno de los fundadores de El País. ¿Cómo ve el periodismo hoy?

Veo que se hace mucho periodismo desde el ordenador. Creo que los medios más pequeños como el vuestro mantenéis viva esa cosa de salir a buscar las historias a la calle, tal vez porque las tenéis más cerca. En grandes ciudades como Madrid o Barcelona no sale a la calle nadie. Cuando yo empecé no existía Google, escribíamos en papel pautado de tres copias y para investigar tenías que irte a la biblioteca o al ministerio. La inmediatez que te da Internet es maravillosa y yo no sería nadie sin 'san google' y 'santa rae', pero sí es verdad que también hay que enseñar a la gente que no todo lo que está en Internet es fiable. El periodismo de verdad requiere tiempo. Creo que el periodismo clásico se quedará para una élite que quiera explicaciones más elaboradas de las cosas que las que ofrece el consumo de 140 caracteres. Ahora gana quien se lleva el primer clic. Eso no deja tiempo para reflexión y se pierde criterio.