Hace una semana que me despedí de una madre maravillosa. Siempre ha sido un ser especial que ha ayudado a toda persona que ha pasado por su vida. No tuvo una infancia fácil, su familia emigró a Bilbao como tantos emigrantes de la época. De niña fue responsable de la casa familiar, ya que mi abuela estaba enferma, los vecinos y familiares elogiaban su trabajo y amabilidad. Además de cocinar y llevar la casa para sus padres y hermanos también tuvo que hacerlo para otros emigrantes que vivían de huéspedes con ellos. A los pocos meses de casarse falleció mi abuela paterna y acogió con cariño en su casa a mi abuelo y mis dos tíos pequeños y al dejarnos mi abuela materna cuidó de mi abuelo enfermo hasta el último día. Siempre ha sido una luchadora.

Hace 15 años nos falleció mi padre y cayó en una profunda tristeza, ya que mis padres siempre estaban juntitos, pero nuevamente luchó y tiró hacia adelante sin pensar en ella, ayudando en Cáritas a los más necesitados de Santa Eulalia. Tuvo dos ictus, el primero hace 20 años, y los sanitarios siempre reconocieron su tenacidad y fuerza, ella nunca se quejaba de nada. Pero hace una semana volvió a repetirse un tercer y último derrame y ya no pudo luchar por seguir con nosotros. Hemos disfrutado de su amor toda la vida, ha sido un ejemplo a seguir, siempre tenía una palabra amable para todos, siempre estaba ahí cuando una sobrina la necesitaba, las quería como hijas. Regalaba cariño, pequeños detalles y esquejes de sus plantitas a todo el mundo. Ha sido una persona muy fuerte y positiva, que disfrutó de las cosas pequeñas de la vida, con sus amigas en la playa, en la gimnasia, con su perrita, sus nietos... Se ha ido como vivió, discreta, rodeada de las personas que más quería y con mucho amor. Ahora nuestra casa está vacía sin ti. Para tus nietos Aitor y Leire, para Toni, para tu inseparable perrita Yuma y para mí nos es muy difícil seguir adelante. Has sido una madre, abuela y mujer ejemplar. Hasta siempre mamá.